Qué comían los romanos y qué enseñanzas deja su dieta para tu salud actual
La dieta romana del siglo I d. C., basada en cereales integrales, legumbres, verduras, aceite de oliva y fermentados como el garum, ofrece claves que coinciden con las recomendaciones de salud actuales.

CIUDAD DE MÉXICO.- El ser humano suele inclinarse por innovaciones alimentarias como productos ultraprocesados, bebidas creadas en laboratorios y comidas rápidas. Sin embargo, estas opciones no siempre son compatibles con la biología humana.
Una mirada al pasado para entender el presente
El biólogo evolutivo Scott Travers explicó en Forbes que un modelo más cercano a lo que nuestro organismo tolera se encuentra en el Imperio Romano del año 100 d. C. La dieta sencilla de esa época, basada en alimentos naturales, guarda similitudes con lo que hoy se recomienda como alimentación saludable.
A diferencia de la imagen popular de banquetes abundantes, la mayoría de los romanos, tanto en ciudades como en zonas rurales, llevaba una dieta simple y cotidiana, muy diferente a los lujos que suele mostrar el cine.
Qué comían los romanos a diario
El alimento básico era el puls, una papilla espesa de trigo escanda o cebada, enriquecida en ocasiones con lentejas o habas y aderezada con aceite de oliva o hierbas. También estaba presente el pan integral, con frecuencia elaborado con masa madre.
La mesa romana se organizaba sobre una base vegetal. Cereales integrales, legumbres, verduras y aceite de oliva eran los pilares de la alimentación. Según Travers, esta dieta era “biológicamente elegante”, ya que aportaba fibra para el microbioma intestinal, fortalecía el sistema inmunitario y ayudaba al equilibrio del estado de ánimo.
A diferencia de los granos refinados modernos, los cereales usados en Roma mantenían su valor nutricional, lo que contribuía al bienestar general.
El garum y los alimentos fermentados
Uno de los productos más distintivos era el garum, una salsa elaborada con vísceras de pescado fermentadas con sal. Aunque su método de preparación pueda parecer poco atractivo hoy, ofrecía un sabor intenso y nutrientes importantes como aminoácidos, calcio y ácidos grasos omega 3.
Travers señaló que el garum cumplía un papel similar al de alimentos fermentados actuales, como el kimchi, el miso o la kombucha. Durante la fermentación se generaban bacterias que favorecían la digestión y aumentaban la disponibilidad de proteínas, lo que fortalecía al sistema inmunitario.
Este tipo de alimentos, reconocidos hoy por la ciencia, eran parte de la vida cotidiana romana mucho antes de que existieran estudios formales sobre probióticos.
La carne y su consumo limitado
El consumo de carne era ocasional. El cerdo era el más común, seguido por cabra, cordero y aves de corral. La carne de res se reservaba casi exclusivamente para labores agrícolas.
Este patrón contrasta con la dieta occidental actual, donde predomina la carne roja. Travers explicó que la fisiología humana, con un intestino largo y dependiente de la fibra, está adaptada a un régimen principalmente vegetal.
Además, advirtió que el consumo habitual de carne roja y procesada se relaciona con un mayor riesgo de cáncer colorrectal y enfermedades cardíacas.
Estacionalidad y ayuno natural
Los romanos no contaban con métodos de conservación avanzados. La población consumía alimentos de temporada y atravesaba periodos de escasez.
Este ritmo alimentario recuerda al actual ayuno intermitente, práctica que busca beneficios como la reducción de la inflamación y la activación de la reparación celular. Travers explicó que el cuerpo humano evolucionó en ciclos de abundancia y carencia, algo natural en tiempos romanos y que hoy se imita con restricciones horarias en la dieta.
El vino y el consumo moderado
El vino era parte de la vida diaria en todas las clases sociales, pero no se bebía como hoy. Se mezclaba con agua, miel o hierbas, lo que disminuía su graduación alcohólica y lo integraba a las comidas.
El vino tinto contenía polifenoles como el resveratrol, conocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Esta forma de consumo moderado se distancia de los patrones actuales de ingesta excesiva de alcohol.
Una lección para la actualidad
Según Travers, la dieta romana coincide con lo que resulta más adecuado para el organismo: predominio de alimentos vegetales, presencia de fibra, uso de la fermentación, consumo limitado de carne y alcohol, y hábitos marcados por la estacionalidad.
También podría interesarte: Descubren tesoro de monedas romanas de 1,900 años en Inglaterra
En contraste con la oferta actual de ultraprocesados y dietas hiperproteicas, el modelo romano muestra que una alimentación sencilla no solo podía sostener a millones de personas, sino también coincidir con parámetros de salud que la ciencia contemporánea sigue recomendando.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí
Te recomendamos
¿Qué hace que un alimento sea calificado como Kosher y cuales son sus símbolos en los empaques?
Hospitales, médicos y tratamientos en la época de los faraones: la medicina del Antiguo Egipto
¿Qué pasa si comes arroz blanco todos los días? Esto dicen los expertos
Desayunar temprano podría favorecer la salud y la longevidad en adultos mayores