Longevidad: ¿qué factores influyen en vivir más de 100 años?
La longevidad depende de una combinación de factores fuera del control personal, como la buena suerte y vivir en un entorno saludable, junto con la genética, que favorece especialmente a las mujeres.

CIUDAD DE MÉXICO.- Vivir más de un siglo depende de muchos elementos que escapan al control personal. Evitar accidentes, enfermedades infecciosas graves o haber nacido en un país con agua potable y un sistema de salud sólido son condiciones que marcan la diferencia.
El papel de la suerte y la genética
La genética también tiene un papel central. Las mujeres, por ejemplo, tienen una probabilidad mucho mayor de llegar a los 100 años. De hecho, más de tres cuartas partes de los centenarios son mujeres. Esta ventaja no solo se explica por factores biológicos, sino también por lo que especialistas llaman la “lotería genética”.
Estudios con gemelos y árboles genealógicos muestran que los rasgos asociados con una vida excepcionalmente larga son hereditarios en alrededor de un 30%. Según Nir Barzilai, experto en envejecimiento del Colegio de Medicina Albert Einstein, “la mayoría de estos genes parecen conferir niveles inusuales de protección contra las enfermedades propias de la vejez, como las cardiovasculares”.
¿El estilo de vida siempre importa?
Durante mucho tiempo se pensó que la clave para una larga vida estaba en la dieta y el ejercicio. Sin embargo, estudios en personas de más de 95 años revelan que no hay diferencias significativas con sus contemporáneos fallecidos en cuanto al consumo de alcohol, índice de masa corporal o actividad física.
Esto sugiere que, en quienes ya alcanzan edades extremas, el estilo de vida saludable podría no ser tan determinante como se suele creer. Barzilai lo explica así: “Son pocos los que heredaron un gran conjunto de genes de longevidad y pueden soportar todo tipo de insultos que acabarían con el resto de nosotros”.
Aun así, un análisis de más de 350 mil personas confirma que adoptar hábitos saludables puede reducir hasta en 62% el riesgo de muerte prematura, incluso en quienes tienen predisposición genética desfavorable. Esto significa que las decisiones diarias sí influyen de forma decisiva en la expectativa de vida.
Cuatro claves después de los 80 años
A partir de los 80, mantener un buen estilo de vida sigue siendo esencial. Barzilai resume las recomendaciones en cuatro puntos: “Optimizar el ejercicio, el sueño, la dieta y la conectividad social”.
El ejercicio de fuerza y flexibilidad es fundamental en la vejez. Dormir ocho horas se considera una meta saludable. La dieta mediterránea y estrategias como el ayuno intermitente 16:8 también ofrecen beneficios.
Además, cuidar la salud mental se vuelve crucial. Un estudio de 2024 con 547 participantes mostró que la capacidad cognitiva en la adultez tardía predice la supervivencia mejor que la condición física. Factores de la infancia, como la educación y el entorno social temprano, también influyen en el desempeño cognitivo de la vejez.
Relaciones sociales y satisfacción con la vida
El bienestar emocional y las conexiones humanas tienen un impacto real en la longevidad. Investigadores de la Universidad de Gotemburgo estudiaron a casi 700 personas de entre 80 y más de 100 años y concluyeron que quienes tenían amistades sólidas y con quién conversar vivieron más tiempo.
La satisfacción con la vida también resultó determinante. Frases como “a medida que envejezco, las cosas parecen mejores de lo que pensaba que serían” reflejaron un factor protector.
Otros estudios detectaron que una baja satisfacción con la vida aumenta el riesgo de muerte prematura, sobre todo entre hombres de 80 años. Phil St John, de la Universidad de Manitoba, señaló que la magnitud de este efecto sorprende por lo fuerte que resulta en la práctica.
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