Lo que debes tener en cuenta si tus hijos practican deportes, según expertos
Especialistas recomiendan establecer rutinas de sueño, alimentación, hidratación y entrenamiento adecuados, además de verificar la seguridad en clubes y escuelas.

CIUDAD DE MÉXICO.- El inicio de la temporada deportiva suele traer entusiasmo entre niños y adolescentes, quienes esperan con ansias volver a competir. Sin embargo, especialistas advierten que este periodo también implica riesgos que no deben subestimarse. La prevención de lesiones y el cuidado integral resultan fundamentales para garantizar el bienestar de los jóvenes.
De acuerdo con la especialista Elise Bixby, citada por el New York Post, los padres, entrenadores y responsables de clubes deben establecer rutinas adecuadas de sueño, alimentación, hidratación y entrenamiento desde el primer día. Estas medidas ayudan no solo a reducir el riesgo de lesiones, sino también a favorecer un desarrollo sano en lo físico, lo emocional y lo social.
La importancia de estas acciones cobra más fuerza al considerar la alta participación en el deporte juvenil. Según cifras recopiladas por el New York Post, más de la mitad de los menores de 6 a 17 años practican algún deporte, lo que exige reforzar la seguridad y la planificación en cada etapa de la actividad.
Instalaciones y protocolos de seguridad
Antes de que aumente la exigencia en entrenamientos y competencias, los especialistas recomiendan que los padres se informen sobre los recursos con los que cuentan las escuelas o clubes. Es clave verificar la presencia de entrenadores, fisioterapeutas y programas de acondicionamiento adecuados, así como la disponibilidad de desfibriladores en caso de emergencias cardíacas.
También se deben conocer los protocolos para actuar ante condiciones climáticas extremas, como olas de calor o tormentas, y contar con recursos como baños de hielo para atender posibles golpes de calor. Aunque la muerte súbita en deportistas jóvenes es poco común, la preparación puede marcar la diferencia en situaciones críticas.
Por otro lado, la reincorporación a la actividad física tras un periodo de inactividad debe hacerse de manera gradual. Bixby señala que no es recomendable retomar con la misma intensidad previa a las vacaciones, sino iniciar con actividades ligeras como trotes o partidos amistosos, para que el cuerpo se adapte de forma progresiva.
Errores comunes y cómo evitarlos
Entre los errores más frecuentes en el deporte juvenil, Bixby identifica tres: exceso de actividad, especialización temprana y descuido de ciertos grupos musculares. En cuanto al primero, recomienda que los niños no practiquen deportes organizados más horas a la semana de las que tienen en edad.
Respecto a la especialización temprana, señala que enfocarse en un solo deporte por más de ocho meses al año aumenta el riesgo de lesiones por sobrecarga. En cambio, diversificar la práctica favorece un desarrollo más equilibrado de músculos y movimientos. Sobre el descuido de músculos, resalta la importancia de trabajar el “core”, es decir, espalda y oblicuos, ya que fortalece el rendimiento general y previene molestias en la zona lumbar.
El calentamiento y el enfriamiento son otras etapas que no deben pasarse por alto. Programas como FIFA 11+ han demostrado ser eficaces para reducir lesiones graves, como las de ligamento cruzado. Bixby aconseja dedicar entre cinco y diez minutos antes y después de cada sesión a preparar y recuperar el cuerpo, acompañados de hidratación adecuada.
Descanso, nutrición e hidratación
La alimentación y la hidratación también ocupan un papel clave en el rendimiento de los jóvenes. A medida que los niños crecen y comen fuera de casa, mantener una dieta equilibrada se vuelve más complejo. Los especialistas recomiendan priorizar carbohidratos complejos y proteínas, además de evitar el exceso de azúcares.
La hidratación debe mantenerse como hábito diario y no solo en verano. Llegar a los entrenamientos bien hidratados y beber agua durante y después de la práctica ayuda a evitar el agotamiento y los golpes de calor.
El descanso es otro de los pilares. Dormir entre nueve y once horas en el caso de niños de 6 a 13 años, y entre ocho y diez horas en adolescentes de 14 a 17, permite reparar las microlesiones que deja el esfuerzo físico y potencia la recuperación. Además, se recomienda destinar al menos uno o dos días a la semana para descansar completamente.
Cuando el cuerpo avisa
Ante cualquier señal de dolor o molestia, los especialistas subrayan la importancia de consultar a un médico y evitar que los jóvenes continúen entrenando en esas condiciones. Jugar lesionado altera la mecánica corporal y puede generar problemas más graves a largo plazo.
El New York Post advierte que los beneficios del deporte juvenil solo se alcanzan cuando se practica con responsabilidad. Bajo un enfoque equilibrado que contemple descanso, prevención y supervisión, la actividad física no solo impulsa la salud, sino también el desarrollo emocional y social de niños y adolescentes.
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