¿Por qué el cerebro se obsesiona con la comida chatarra? Esto revelan los expertos
Los alimentos ultraprocesados están diseñados para estimular el placer y generar antojos difíciles de controlar, activando mecanismos cerebrales similares a los de las adicciones.

CIUDAD DE MÉXICO.- El irresistible atractivo de los alimentos ultraprocesados no es casualidad. Según expertos, los fabricantes diseñan estos productos para alcanzar el llamado “punto de placer”, una combinación exacta de sabores dulces, salados y grasos que maximiza la satisfacción y estimula el deseo de seguir comiendo.
El atractivo de los ultraprocesados y cómo influye en el cerebro
Esta fórmula activa mecanismos en el cerebro similares a los observados en otras adicciones, como la dependencia a sustancias, lo que explica por qué resulta tan difícil resistirse a los antojos. Estudios publicados en Nature y especialistas citados por Healthline señalan que esta estrategia genera un ciclo de consumo repetitivo y persistente.
Ser consciente de este fenómeno ayuda a comprender que el deseo de consumir azúcar, grasas y carbohidratos refinados no es una cuestión de debilidad personal. Los ultraprocesados están diseñados para crear un patrón de consumo difícil de romper, lo que convierte la alimentación en un desafío constante para muchas personas.
Estrategias para elegir alimentos saludables
Mantener una dieta variada y colorida es clave para el bienestar y para reducir el aburrimiento vinculado a la alimentación. Planificar comidas y refrigerios saludables con antelación permite tener opciones nutritivas listas y disminuye la tentación de consumir productos ultraprocesados. Preparar el menú semanal y llevar porciones listas facilita elegir alternativas saludables incluso cuando el entorno no lo favorece.
Elegir alimentos frescos y simples, evitando listas extensas de ingredientes, es otra recomendación de los especialistas. Priorizar frutas, verduras, proteínas, cereales integrales y lácteos, y evitar los pasillos de productos industriales con ingredientes poco conocidos, ayuda a mantener hábitos más sanos.
Con el tiempo, esta selección contribuye a que el paladar se adapte a los sabores naturales, reduciendo el atractivo de la comida chatarra. Revisiones recientes indican que los hábitos alimentarios pueden modificar cómo percibimos los sabores, sugiriendo que la exposición a sabores ultraprocesados puede disminuir la respuesta del organismo a ellos, y viceversa.
Nutrición, emociones y descanso: claves para controlar antojos
Incorporar grasas saludables a la dieta, presentes en frutos secos, aguacate, aceite de oliva y pescados como el salmón, ayuda a prolongar la saciedad y reducir el deseo de ultraprocesados. Consumir la cantidad adecuada de proteínas también es fundamental, pues generan mayor sensación de plenitud y desplazan el consumo de productos menos saludables.
Las frutas, pese a su contenido de azúcar, aportan fibra y vitaminas que amortiguan sus efectos sobre la glucosa. Mantener una alimentación diversa, incluyendo nuevos vegetales, tipos de pescado y cereales integrales, contribuye a reducir el aburrimiento, disfrutar los sabores naturales y mejorar el bienestar general.
Más allá de la alimentación, gestionar los antojos mediante herramientas psicológicas puede ser útil. Reinterpretar mentalmente los alimentos más deseados o enfocar la atención en agregar alimentos saludables, más que en prohibir los ultraprocesados, facilita la transición hacia hábitos más equilibrados.
Manejo del estrés y la importancia del sueño
El deseo por comida ultraprocesada a menudo está relacionado con emociones incómodas o estrés. Técnicas como caminar, meditar, respirar profundo, conversar con alguien de confianza o realizar actividades creativas ayudan a manejar estos impulsos y disminuyen la necesidad de recurrir a los ultraprocesados.
Dormir bien es otro factor clave. La privación de sueño aumenta el hambre y dificulta el autocontrol frente a los “snacks” ultraprocesados. Durante el descanso adecuado, hormonas como la grelina y la leptina regulan el apetito de manera normal, evitando picos de antojo.
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Además, dormir mal afecta la sensibilidad a la insulina, dificultando el uso eficiente de la glucosa y promoviendo un mayor consumo de alimentos azucarados y grasos. Por ello, el descanso adecuado no solo beneficia la salud general, sino que también ayuda a controlar la alimentación y los antojos.
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