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Cómo enfrentar la selectividad alimentaria en los niños sin estrés

La nutricionista infantil Charlotte Stirling-Reed compartió consejos para manejar la selectividad alimentaria en los niños, una etapa común que afecta a más de la mitad durante su crecimiento.

Cómo enfrentar la selectividad alimentaria en los niños sin estrés

CIUDAD DE MÉXICO.- En muchos hogares, la hora de la comida con los hijos puede convertirse en un reto. Lo que debería ser un momento de convivencia termina en discusiones y tensiones que afectan tanto a los padres como a los niños. De acuerdo con el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), más de la mitad de los niños presentan conductas selectivas con la comida en algún punto de su desarrollo.

Un reto común en la mesa familiar

Frente a esta situación, la nutricionista infantil Charlotte Stirling-Reed compartió en la CBeebies Parental Helpline algunas recomendaciones para que los padres enfrenten el tema con calma y sin culpas. Según explicó, la selectividad alimentaria es una etapa normal del crecimiento y no un problema exclusivo de una familia. “No pienses que solo te ocurre a ti, porque no es así”, señaló la especialista.

Uno de los enfoques que plantea consiste en permitir que los niños elijan lo que quieren comer. Aunque pueda parecer contradictorio, esta estrategia ayuda a que se animen a probar nuevos alimentos. Stirling-Reed destacó que frases como “está bien” cuando un niño rechaza un plato son más efectivas que insistir en que lo termine, ya que los menores buscan autonomía en sus decisiones.

Mantener una relación sana con la comida

Otra de las recomendaciones de la experta es evitar etiquetar los alimentos como “buenos” o “malos”. Este tipo de clasificaciones puede afectar la relación que los niños desarrollan con la comida. En lugar de reforzar premios o castigos, Stirling-Reed sugiere enseñar el concepto de equilibrio y dar el ejemplo con hábitos que promuevan la variedad y la moderación.

También propone que las comidas se conviertan en un momento agradable, donde no todo gire en torno a la comida. Conversar, leer un libro o simplemente compartir un momento de convivencia puede hacer que los niños se sientan más cómodos y abiertos a probar nuevos sabores.

El respeto por el apetito es otro aspecto fundamental. La especialista recordó que los niños no siempre tienen el mismo nivel de hambre, especialmente a partir del primer año, cuando su ritmo de crecimiento disminuye. Por ello, recomienda aplicar la llamada alimentación responsiva: los padres deciden qué alimentos ofrecer y en qué horarios, pero son los niños quienes determinan cuánto comer.

Involucrar a los niños y fomentar la curiosidad

Finalmente, Stirling-Reed destacó la importancia de involucrar a los niños en la preparación de los alimentos. Participar en tareas sencillas como poner la mesa, mezclar ingredientes o acompañar a hacer las compras puede despertar su curiosidad y aumentar la aceptación de distintos sabores.

La especialista recordó que a los niños les atrae lo familiar, por lo que cuanto más se expongan a diferentes ingredientes, más probable será que los acepten con el tiempo. Entre sus sugerencias prácticas se encuentran el uso de frutas y verduras congeladas, frutos secos, semillas molidas o la preparación de salsas caseras con ingredientes accesibles y nutritivos.

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De esta forma, la especialista subraya que la hora de la comida no debe convertirse en una batalla, sino en una oportunidad para educar con paciencia, fomentar la autonomía y disfrutar de un momento en familia que, además de alimentar el cuerpo, fortalezca la relación entre padres e hijos.

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