Elegir bien el protector solar es el secreto de los dermatólogos para mantener una piel sana

CIUDAD DE MÉXICO.- La elección adecuada del protector solar no solo evita quemaduras molestas, también puede marcar la diferencia entre mantener una piel sana o exponerse a riesgos graves como el envejecimiento prematuro e incluso el cáncer de piel. Aunque el mercado ofrece una gran variedad de opciones, la confusión sobre los términos de las etiquetas y la forma correcta de aplicarlo es frecuente.

Elegir bien el protector solar, un hábito que salva la piel

De acuerdo con especialistas en dermatología, entender qué significa “amplio espectro”, “FPS” o “resistente al agua” es clave para lograr una protección real frente a los rayos ultravioleta. Estos conceptos están regulados y no son simples estrategias publicitarias. Por ejemplo, un FPS 30 bloquea alrededor del 97% de los rayos UVB, pero no existe un producto que detenga el 100%.

El cáncer de piel figura entre los tipos más comunes a nivel mundial, y la exposición a los rayos solares es uno de los factores principales que lo detonan. Por ello, tanto la Academia Estadounidense de Dermatología como The Skin Cancer Foundation coinciden en que el uso regular de protector solar es una de las medidas más efectivas para prevenirlo, junto con el envejecimiento prematuro.

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Lo que dicen las etiquetas y cómo interpretarlas

Los expertos recomiendan que, al momento de comprar, se opte por un producto con FPS 30 o superior, de amplio espectro y resistente al agua. “Amplio espectro” significa que protege contra rayos UVA, que aceleran el envejecimiento, y rayos UVB, causantes de quemaduras. En cuanto a la resistencia al agua, la etiqueta indica si el efecto dura 40 u 80 minutos, pero ningún protector es impermeable.

También es importante distinguir entre los tipos de filtros. Los protectores físicos o minerales, que contienen óxido de zinc o dióxido de titanio, suelen recomendarse para pieles sensibles y niños, pues son menos irritantes. En cambio, los protectores químicos utilizan otros ingredientes activos y ofrecen una textura más ligera. Actualmente existen fórmulas híbridas que combinan ambos tipos.

La elección depende de factores como el tiempo que se pasará al aire libre o las características de la piel. En actividades prolongadas bajo el sol, se aconseja un FPS 50 o más y atención al tiempo de resistencia al agua. Lo esencial es evitar caer en una falsa sensación de seguridad por no comprender lo que realmente ofrecen las etiquetas.

Aplicación correcta y otras medidas de protección

Saber aplicarlo es tan importante como elegirlo. Los dermatólogos recomiendan usar alrededor de 30 ml, el equivalente a una cucharada grande, para cubrir el cuerpo de un adulto. En el rostro, basta con una cantidad similar al tamaño de una moneda mediana. Zonas como orejas, cuello, pies, piernas y labios no deben olvidarse, y en casos como la espalda puede ser útil recurrir a sprays o pedir ayuda.

El protector debe colocarse 15 minutos antes de la exposición al sol y reaplicarse cada dos horas, o de inmediato tras nadar, sudar o secarse con una toalla. Muchos casos de quemaduras se deben a la falta de reaplicación o al uso de cantidades insuficientes. Además, la radiación ultravioleta está presente incluso en días nublados o fríos, por lo que los expertos sugieren incluir este hábito en la rutina diaria.

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La protección más eficaz combina un buen protector solar con barreras físicas: ropa de manga larga, sombreros de ala ancha, gafas con filtro UV y la búsqueda de sombra en horas de mayor radiación. Con esta estrategia, la salud de la piel puede preservarse a largo plazo, reduciendo el riesgo de daños irreversibles.