Diez hábitos que impiden eliminar la grasa abdominal, según expertos
Existen hábitos cotidianos que dificultan la reducción de la grasa abdominal, como el consumo excesivo de azúcares, alimentos procesados, sal, comer rápido, estrés, mal descanso, saltarse comidas e hidratación insuficiente.
CIUDAD DE MÉXICO.- La acumulación de grasa en el abdomen no solo afecta la apariencia física, sino que también puede implicar riesgos importantes para la salud. Expertos en nutrición advierten que ciertos hábitos diarios, relacionados con la alimentación y el estilo de vida, dificultan el objetivo de eliminar esta grasa. Identificar y modificar estos comportamientos puede mejorar los resultados y reducir riesgos asociados.
Hábitos cotidianos que favorecen la grasa abdominal
Entre los principales factores que favorecen la grasa abdominal se encuentran el consumo frecuente de azúcares refinados, exceso de alimentos grasos o procesados, alto consumo de sal, comer de forma apresurada, estrés elevado, mal descanso, saltarse comidas, hidratación insuficiente, ingesta excesiva de bebidas durante las comidas y escasa ingesta de fibra. La modificación de estos hábitos es clave para prevenir la acumulación de grasa visceral, que rodea los órganos internos y se relaciona con problemas de salud como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Además del estilo de vida, la genética, la edad y las hormonas también influyen en la distribución de la grasa corporal. Según Mayo Clinic, el balance calórico, la pérdida de masa muscular con la edad y la menopausia en mujeres pueden favorecer la acumulación de grasa abdominal. Mantener un estilo de vida activo y hábitos alimentarios saludables ayuda a contrarrestar estos factores y reducir riesgos.
Cómo los hábitos diarios impactan la salud abdominal
Algunos hábitos comunes afectan directamente la grasa en el abdomen. Por ejemplo, saltarse el desayuno o las comidas principales puede provocar desórdenes metabólicos y atracones posteriores, mientras que comer apresuradamente aumenta la ingesta calórica y dificulta la digestión. La elección de alimentos con altos niveles de azúcares añadidos, grasas saturadas y trans, así como el consumo excesivo de sal, contribuye a la inflamación y retención de líquidos.
El estrés crónico también juega un papel importante. Eleva los niveles de cortisol, una hormona que estimula la acumulación de grasa visceral. Sumado a esto, el mal descanso y pocas horas de sueño alteran el metabolismo y la regulación hormonal, aumentando la dificultad para perder grasa abdominal. La hidratación insuficiente puede confundir la sensación de sed con hambre, favoreciendo la ingesta excesiva de calorías y la retención de toxinas.
Expertos recomiendan prestar atención al patrón general de alimentación y estilo de vida, no solo a la reducción de calorías. Mantener rutinas de comida, priorizar cenas ligeras y repartir las porciones a lo largo del día son estrategias efectivas. Asimismo, iniciar las comidas con ensaladas o vegetales frescos puede aumentar la sensación de saciedad y mejorar la digestión.
Estrategias para prevenir y reducir la grasa abdominal
El enfoque integral entre alimentación y actividad física es fundamental. Especialistas sugieren combinar ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza y otras disciplinas para mantener la masa muscular y mejorar la quema de calorías. Dormir lo suficiente y gestionar el estrés mediante actividades recreativas o ejercicio contribuye a la regulación hormonal, favoreciendo la reducción de grasa abdominal.
La elección de alimentos también marca la diferencia. Priorizar productos frescos y de origen vegetal, proteínas magras y grasas saludables ayuda a mantener un metabolismo equilibrado. Moderar las porciones, leer etiquetas y evitar excesos de sodio, azúcares añadidos y grasas no saludables en alimentos procesados contribuye a prevenir la reincidencia de la grasa abdominal.
Mónica Herrero, especialista en Nutrición y Dietética, subraya la importancia de comer despacio y crear rutinas, ya que “la digestión es más pesada y se ingiere más aire y al final más alimentos” cuando se come con prisa. Según Mayo Clinic, un estilo de vida activo, alimentación equilibrada y hábitos consistentes de sueño y alimentación son la mejor manera de reducir la grasa abdominal y sus riesgos asociados, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.