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Síndrome de Behçet: la gran imitadora de otras enfermedades

El síndrome de Behçet es una enfermedad crónica y compleja conocida como “la gran imitadora” por sus múltiples síntomas.

Síndrome de Behçet: la gran imitadora de otras enfermedades

CIUDAD DE MÉXICO.- El síndrome de Behçet es una enfermedad crónica poco común que puede presentarse sin previo aviso y alterar de manera importante la vida de quienes lo padecen. Se le conoce como “la gran imitadora” porque sus síntomas son muy variados y a menudo se confunden con los de otras patologías. Esta complejidad convierte su diagnóstico en un verdadero reto para los especialistas.

El desafío del síndrome de Behçet

Entre sus manifestaciones más frecuentes se encuentran úlceras dolorosas en la boca, lesiones en la piel y problemas oculares, aunque también puede afectar al aparato digestivo, al sistema nervioso y a las articulaciones. Los episodios de malestar aparecen en forma de brotes que alternan con periodos de relativa normalidad, lo que refuerza la dificultad de reconocerla en etapas tempranas.

De acuerdo con la Sociedad Española de Reumatología, las úlceras orales son uno de los signos más característicos, ya que suelen aparecer al menos tres veces al año. Aunque tienden a sanar de forma natural en días o semanas, resultan muy dolorosas y representan una señal clave para los médicos que buscan identificar esta patología.

Una enfermedad de origen complejo

El síndrome de Behçet afecta principalmente a adultos jóvenes entre los 20 y 30 años, con mayor prevalencia en regiones de Medio Oriente y Asia Oriental. Según el doctor Jenaro Graña, especialista del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, se trata de una condición con base genética, aunque aún no se ha identificado una causa exacta.

La investigación médica apunta a que ciertos genes, como el HLA-B51, predisponen a una respuesta anómala del sistema inmunológico. Factores ambientales, como infecciones bacterianas o virales, podrían actuar como desencadenantes de los brotes en personas susceptibles. En este sentido, se cree que el síndrome resulta de una combinación de herencia genética y condiciones externas.

Las manifestaciones también incluyen dolor articular, fiebre, náuseas, síntomas intestinales e incluso alteraciones neurológicas. En casos graves, la inflamación puede comprometer órganos vitales como el cerebro, la médula espinal o los grandes vasos sanguíneos, lo que genera complicaciones severas si no se recibe atención adecuada.

Opciones de tratamiento y pronóstico

Aunque no existe una cura definitiva, los especialistas cuentan con distintas estrategias para controlar la enfermedad. El tratamiento depende de la gravedad de los síntomas y del área del cuerpo afectada. Incluye desde corticoides para reducir la inflamación, hasta inmunosupresores y medicamentos biológicos que regulan la respuesta del sistema inmune.

Los cuidados personales también son parte fundamental del manejo. Mantener una buena higiene bucodental, evitar alimentos que puedan irritar la mucosa y atender de inmediato cualquier molestia ocular son medidas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los pacientes. El seguimiento con especialistas en reumatología, oftalmología y otras áreas médicas es esencial para prevenir complicaciones.

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Si bien el curso de la enfermedad es imprevisible, los expertos coinciden en que un diagnóstico temprano y un tratamiento adaptado mejoran de forma significativa el pronóstico. La investigación médica continúa enfocándose en entender mejor esta patología y encontrar nuevas terapias que reduzcan el impacto de la llamada “gran imitadora” en la vida cotidiana de quienes la enfrentan.

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