Cómo ha cambiado la alimentación desde los años 70 hasta la actualidad, según expertos
Hoy se priorizan dietas basadas en plantas, cereales integrales, grasas saludables y alimentos fermentados, dejando de lado la obsesión por nutrientes aislados.

CIUDAD DE MÉXICO.- En los últimos 50 años, la idea de lo que significa comer bien cambió por completo. Mientras que en los años setenta el enfoque estaba en proteínas, calorías y carbohidratos simples, hoy se da más importancia a la fibra, los alimentos de origen vegetal y la reducción de ultraprocesados, según un análisis de The Telegraph. Especialistas como George Grimble, de la University College London, y la nutricionista Nichola Ludlam-Raine, explicaron que estas transformaciones reflejan tanto avances científicos como cambios sociales y culturales.
De los años 70 a hoy: cómo ha cambiado el concepto de plato saludable
Durante las décadas pasadas, la visión de la dieta equilibrada pasó de contar nutrientes aislados a valorar la procedencia, el procesamiento y la calidad de los alimentos. En este sentido, se prioriza lo natural y lo variado, en lugar de enfocarse únicamente en calorías o grasas. Ludlam-Raine subrayó que el patrón de alimentación es hoy más importante que cualquier nutriente individual.
En los años setenta, los menús tradicionales incluían carne, papas y verduras, con poca preocupación por el exceso de azúcar o grasas saturadas. Sin embargo, las investigaciones de Ancel Keys ya advertían sobre el vínculo entre ciertos alimentos y enfermedades cardiovasculares. Aun así, el pan blanco y la carne roja eran la base de la mesa en muchos hogares.
De la lucha contra las grasas a la popularidad de la fibra
En los años ochenta, el foco se trasladó a las grasas saturadas, lo que dio paso a una ola de productos “light” o bajos en grasa. La industria alimentaria aprovechó esa tendencia con margarinas, cereales y yogures procesados. Al mismo tiempo, el pescado azul ganó reconocimiento por su aporte de ácidos grasos omega-3, beneficiosos para el corazón, y la fibra dietética comenzó a consolidarse como nutriente esencial.
Los noventa mantuvieron la preocupación por el colesterol y las grasas, pero también trajeron consigo los llamados alimentos funcionales, como bebidas probióticas y cereales fortificados. Aunque la papa y los porotos se valoraban por su aporte energético y de fibra, la obsesión con lo bajo en grasa terminó elevando el consumo de azúcares añadidos, un efecto no deseado en la salud pública.
Con la llegada de los 2000, surgieron dietas populares como la Atkins, que reducía pan y pasta para dar protagonismo a las proteínas. En paralelo, los cereales integrales y el índice glucémico ganaron terreno en la forma de evaluar carbohidratos. También se normalizó la idea de cinco porciones diarias de frutas y verduras, y se reivindicaron las grasas saludables provenientes de frutos secos, aceite de oliva y pescado.
El plato saludable en 2025: más plantas y menos ultraprocesados
En la última década, las dietas basadas en plantas cobraron protagonismo y alimentos como la quinoa, la col rizada o la palta se hicieron populares. Las guías nutricionales reforzaron la importancia de la fibra y pusieron límites claros al consumo de azúcares libres. Además, se dio un giro hacia alimentos fermentados, como el kimchi o el kéfir, por su impacto positivo en la salud intestinal.
Según Ludlam-Raine, el plato saludable de 2025 se compone de la siguiente forma: la mitad debe incluir frutas y verduras variadas; un cuarto corresponde a carbohidratos ricos en fibra como arroz o pasta integral, y el otro cuarto a proteínas, preferiblemente vegetales como frijoles, lentejas o tofu, junto con pescado y carnes magras. También se recomienda incorporar lácteos o sus alternativas, grasas insaturadas en pequeñas cantidades y agua como la bebida principal.
De esta manera, la ciencia y la cultura alimentaria han pasado de contar calorías a valorar la calidad de los alimentos. La evidencia actual indica que la clave está en un patrón flexible, equilibrado y centrado en lo natural, donde la fibra, los vegetales y la moderación son los verdaderos protagonistas.
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