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¿Hay una manera saludable de scrollear?

El doomscrolling, el hábito de consumir noticias negativas de forma compulsiva en el teléfono, afecta la salud mental al aumentar el estrés y la ansiedad.

CIUDAD DE MÉXICO.- En la era digital, revisar el teléfono constantemente y dedicar alrededor de cinco horas diarias a esta actividad se ha vuelto común para millones de personas. Este comportamiento alimenta un fenómeno conocido como doomscrolling, que consiste en el consumo compulsivo de noticias y contenidos negativos. De acuerdo con especialistas, esta práctica afecta significativamente la salud mental y el bienestar general. Sin embargo, también existen métodos para modificar esta dinámica y promover un uso más consciente y positivo de los dispositivos.

El ‘Doomscrolling’: El Hábito de Consumir Noticias Negativas y Cómo Enfrentarlo

Brad Marshall y Lindsay Hassock, autores de “Do Not Disturb: How to Say No to Your Phone”, explican que cada like o comentario recibido en redes sociales provoca una descarga de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor vinculado al placer y la recompensa. Esta reacción motiva a las personas a consultar el teléfono repetidamente en busca de nuevas gratificaciones. No obstante, el mismo mecanismo puede activar un ciclo persistente de exposición a contenidos que generan tristeza, ansiedad o enojo, definiendo así el doomscrolling.

Este fenómeno mantiene a las personas en un estado de alerta permanente, lo que afecta tanto la salud física como mental, e incluso puede alterar las relaciones personales. La exposición constante a noticias negativas y la dificultad para desconectarse incrementan los niveles de estrés y ansiedad, perjudicando el descanso y la capacidad de concentración. Las cifras reflejan la magnitud del problema: en 2024, el estadounidense promedio consultó su teléfono 205 veces al día, con un uso total de cinco horas diarias, equivalente a 76 días completos al año.

Estrategias para un Consumo Digital Más Consciente y Positivo

Frente a este escenario, surge el concepto de consumo digital consciente, que promueve la selección intencional de contenidos y modifica la interacción con los medios electrónicos. Adoptar esta perspectiva implica reconocer el valor de la propia atención, establecer límites claros, hacer pausas regulares y decidir activamente a quién seguir o dejar de seguir en las plataformas. El objetivo principal es reducir el doomscrolling y fomentar el hopescrolling, es decir, buscar activamente publicaciones que inspiren, motiven y aporten bienestar.

Una recomendación esencial es fijar límites de tiempo para consumir noticias, por ejemplo, dedicar solo diez minutos a los titulares y bloquear las aplicaciones informativas una vez cumplido ese periodo. Si esto no resulta suficiente, eliminar algunas aplicaciones puede ser efectivo para resistir la tentación. Otra estrategia clave es gestionar las notificaciones, ya que los avisos constantes incitan a revisar el dispositivo de forma compulsiva; desactivarlas contribuye a reducir el tiempo de pantalla y la exposición a estímulos negativos.

Curar el feed personal es también fundamental. Existen medios y cuentas especializados en buenas noticias, historias inspiradoras y contenido educativo. Seguir a personas, artistas o proyectos que generen emociones positivas ayuda a que los algoritmos recomienden publicaciones similares, transformando gradualmente la experiencia digital. Además, se sugiere hacer pausas para examinar el estado emocional: preguntarse cómo se siente al usar el teléfono, cuánto tiempo se ha invertido y cuál es el motivo de ese uso. Identificar señales de estrés o malestar puede servir como aviso para dejar el dispositivo y optar por actividades relajantes.

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Transformar la relación con el celular no significa renunciar a la tecnología, sino aprender a utilizarla como una herramienta que potencie la alegría, la creatividad y el acceso a información positiva. Pequeños cambios, como prestar atención a las emociones y gestionar las notificaciones, permiten reducir el tiempo de pantalla y propiciar pausas naturales. Reemplazar ocasionalmente el doomscrolling por el hopescrolling representa un avance hacia un consumo digital más saludable y, con el tiempo, puede convertirse en un hábito adquirido que fortalezca el bienestar digital.

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