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Un vínculo oculto entre raíces y semillas transforma la comprensión de las plantas

La investigación, en la que participó la científica argentina Sandra Díaz, analizó más de mil especies y mostró que esta relación mejora la absorción de nutrientes y la defensa contra patógenos del suelo.

Un vínculo oculto entre raíces y semillas transforma la comprensión de las plantas

CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio internacional publicado en Nature Plants reveló que las raíces y las semillas de muchas plantas están conectadas de manera más estrecha de lo que se creía. La investigación analizó más de mil especies y demostró que, en plantas con micorrizas arbusculares —hongos que forman una simbiosis subterránea con las raíces—, el grosor de la raíz influye directamente en el tamaño y el contenido de fósforo de las semillas.

Un vínculo oculto entre raíces y semillas transforma la comprensión de las plantas

El equipo, liderado por Deliang Kong de la Universidad Agrícola de Henan (China), contó con la participación de especialistas de seis países, incluida la científica argentina Sandra Díaz, investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICET–UNC). Este trabajo aporta una pieza clave para entender cómo las plantas gestionan nutrientes y defienden sus raíces frente a patógenos del suelo.

Hasta ahora, raíces y semillas se habían estudiado por separado. La investigación muestra que cuando las raíces son más gruesas y tienen una corteza amplia, pueden alojar más hongos micorrícicos, lo que mejora la absorción de fósforo y fortalece la protección contra organismos dañinos. Esto explica por qué algunas especies invierten en semillas grandes con mayores reservas de energía.

Implicaciones para la agricultura y los ecosistemas

La doctora Díaz señaló que estos resultados podrían tener aplicaciones prácticas. En agricultura y silvicultura, identificar o cultivar especies con raíces gruesas y micorrizas arbusculares ayudaría a reducir pérdidas por enfermedades del suelo y optimizar el uso de nutrientes. Esto permitiría sistemas productivos más sostenibles y con menor dependencia de fertilizantes químicos.

El estudio también comparó diferentes tipos de simbiosis. En las plantas con micorrizas ectomicorrízicas —hongos que envuelven la raíz desde afuera— no se encontró el mismo patrón. Esto demuestra que no todas las asociaciones planta-hongo generan beneficios idénticos ni influyen igual en el tamaño de las semillas.

Los análisis estadísticos confirmaron que la corteza de la raíz, más que otros tejidos, es decisiva en esta relación. Al actuar como “hogar” para los hongos, regula la capacidad de la planta para absorber fósforo, un nutriente vital para el desarrollo de brotes y hojas.

Una regla global para comprender la biodiversidad vegetal

El patrón observado se mantuvo constante en climas y familias de plantas muy diferentes, lo que sugiere que esta coordinación raíz-semilla es una regla global. No se trata de un fenómeno aislado, sino de un mecanismo evolutivo que ayuda a explicar cómo las plantas se distribuyen y prosperan en distintos ambientes.

El hallazgo complementa investigaciones previas, incluida otra publicada en Nature en 2016, también con participación de Sandra Díaz, que describió los “modos generales de ser planta” en todo el planeta. Ahora, el panorama se amplía al mostrar cómo las interacciones invisibles bajo tierra influyen en el éxito de cada especie.

Más allá de su valor académico, este conocimiento ofrece pistas para enfrentar los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Comprender cómo las plantas administran recursos y se defienden de amenazas subterráneas podría guiar estrategias para proteger bosques y cultivos en el futuro.

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