Esta técnica milenaria de la medicina china es reconocida por la OMS como eficaz para el tratamiento de diversas enfermedades
La medicina tradicional china, con más de 4 mil años de historia, ofrece un enfoque integral de la salud, buscando prevenir antes que curar y tratando al cuerpo como un todo interconectado.

CIUDAD DE MÉXICO.- En tiempos de estrés, insomnio, ansiedad y dolores diversos, cada vez más personas buscan alternativas para recuperar el equilibrio físico y emocional. La medicina tradicional china, con más de 4 mil años de historia, ofrece herramientas que no se enfocan únicamente en los síntomas, sino en el cuerpo como un todo interconectado.
“La medicina china no espera a que uno se enferme para actuar. De hecho, se le paga al médico mientras el paciente se mantiene sano, como una forma de asegurar el buen funcionamiento de esa máquina perfecta que es el cuerpo”, explica Fátima Cañavera Ferlaino, especialista en medicina tradicional china y acupuntura. Para esta filosofía, el refrán “más vale prevenir que curar” es una práctica cotidiana, no solo una frase hecha.
Según Cañavera Ferlaino, la medicina china concibe al cuerpo como un sistema cuya salud depende del libre fluir de la energía vital, o “Qi”, de las emociones y de la capacidad del organismo para adaptarse al cambio. Bajo este paradigma, el bienestar se construye a partir de múltiples factores, desde la alimentación hasta la relación con la naturaleza, los horarios del día y el estado emocional de cada persona.
Acupuntura: equilibrio físico y emocional
“La acupuntura permite liberar emociones acumuladas en ciertas zonas del cuerpo, como la boca del estómago, las sienes o las mandíbulas, lo que genera una regulación emocional profunda y efectiva”, señala la especialista. Esta técnica, conocida internacionalmente, tiene raíces en prácticas quirúrgicas rudimentarias que evolucionaron hasta el uso de finas agujas de acero.
El cuerpo está recorrido por meridianos, canales por los que circula energía e información. A lo largo de estos meridianos se encuentran puntos específicos que pueden estimularse para restablecer el equilibrio. “Cada órgano tiene una energía asociada. Si hay un bloqueo, se genera enfermedad; con acupuntura ayudamos a que esa energía vuelva a fluir”, añade Cañavera Ferlaino.
Las agujas utilizadas son estériles, muy delgadas y no contienen sustancias añadidas. A diferencia de las hipodérmicas, no son huecas y no provocan sangrado ni dolor. Su estímulo provoca respuestas biomecánicas y neurofisiológicas, activando el sistema parasimpático y promoviendo la liberación de hormonas del bienestar, lo que explica la sensación de calma y paz tras la sesión.
Más allá de las agujas: prácticas complementarias
La acupuntura es especialmente eficaz para dolencias musculoesqueléticas, como contracturas, esguinces, neuralgias o parálisis facial, pero también en casos de ansiedad, insomnio, infertilidad y estrés. “Ayuda a que las emociones bloqueadas circulen, evitando que lo no expresado termine manifestándose como enfermedad física”, comenta la especialista.
La medicina china sostiene que toda enfermedad comienza en un nivel muy sutil, a menudo energético o emocional. Por ello, acompañar al cuerpo en su capacidad de autorregulación no solo es terapéutico, sino profundamente preventivo.
Más allá de la acupuntura, se recomiendan prácticas como el chikung (qigong), ejercicios suaves que movilizan la energía de los órganos internos, y mantener activos los tres tantien, centros energéticos ubicados en abdomen, pecho y cabeza. Aunque sus raíces son antiquísimas, estas propuestas se mantienen vigentes, ofreciendo un enfoque integral que invita a frenar, conectar con el cuerpo y prevenir antes que tratar.
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