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Las constelaciones más populares visibles en la ciudad de la segunda mitad del año, ¿las reconoces?

Muchas figuras estelares pueden identificarse incluso desde zonas urbanas si se sabe cuándo y hacia dónde mirar

Mexicali, Baja California.- A pesar de la contaminación lumínica y atmosférica de la ciudad, aún es posible observar varias constelaciones reconocidas, especialmente durante la segunda mitad del año. Aunque lo ideal sería alejarse del entorno urbano para disfrutar del cielo sin obstáculos, muchas figuras estelares pueden identificarse incluso desde zonas urbanas si se sabe cuándo y hacia dónde mirar. A continuación, se presentan algunas de las más destacadas.

Orión

Orión es una de las constelaciones más famosas del cielo nocturno. Según la mitología, representa a un cazador que enfadó a Gaia, la diosa Tierra, al decir que cazaría a todos los animales. Como castigo, Gaia envió un escorpión para eliminarlo. Posteriormente, fue revivido por Ofiuco, el portador de la serpiente. Por ello, las constelaciones de Orión y Escorpio están ubicadas en extremos opuestos del cielo.

Orión puede comenzar a observarse desde mediados de agosto en las madrugadas, mirando hacia el Este. Su mejor visibilidad ocurre en noviembre y diciembre. Entre sus estrellas más notables se encuentra Betelgeuse, una gigante roja en etapa final de vida que podría convertirse en supernova. También destacan Rigel, Bellatrix, Saiph y Meissa, además del característico cinturón formado por Alnitak, Alnilam y Mintaka.

Debajo del cinturón, se encuentra un pequeño cúmulo estelar llamado Trapezium, ubicado dentro de la Nebulosa de Orión (M42), un objeto celeste visible incluso sin telescopio, pero mucho más impresionante si se observa con uno.

Tauro

Tauro, también asociada al signo zodiacal del toro, es otra constelación visible desde mediados de agosto, justo antes de Orión, en dirección Este. Su estrella más brillante es Aldebarán, una gigante roja que representa el ojo del toro. La figura completa del toro se extiende hacia el noreste y sureste desde esa estrella.

Dentro de Tauro se encuentran dos cúmulos estelares importantes: las Híades y las Pléyades. Este último es especialmente conocido por su belleza y por su relación con antiguas festividades. Durante el Samhain, una celebración celta predecesora del Halloween moderno, las Pléyades alcanzaban su punto más alto en el cielo la noche del 1 de noviembre. Se creía que, en ese momento, las almas de los difuntos podían regresar a convivir con los vivos.

Las Pléyades están compuestas por estrellas jóvenes y azuladas con nombres mitológicos como Alcyone, Maia, Electra y Atlas. Según la leyenda, Orión perseguía a estas figuras femeninas, lo que explica por qué ambas constelaciones parecen moverse una tras otra en el cielo.

Géminis

La constelación de Géminis, también ligada al zodiaco, representa a los gemelos mitológicos Cástor y Pólux, hijos de Leda. Aunque sus estrellas principales llevan esos nombres, son muy diferentes entre sí. Cástor, que aparece como una estrella blanca, en realidad es un sistema de seis estrellas. Pólux, por su parte, es una gigante naranja que cuenta con un exoplaneta orbitando a su alrededor.

Aunque Géminis no es tan llamativa como Orión o Tauro, su simbolismo y la cercanía de sus dos estrellas más importantes la hacen fácil de reconocer en el cielo invernal.

Escorpio

Escorpio es una constelación fácilmente reconocible por su forma, que recuerda claramente a un escorpión con la cola curvada. Puede observarse desde principios de febrero hasta comienzos de agosto, hacia el sur-sureste. Su estrella principal, Antares, es una gigante roja que representa el corazón del escorpión.

En la antigüedad, la zona del cielo que hoy conocemos como Libra formaba parte de Escorpio, representando sus pinzas. Esta constelación también tiene una fuerte conexión mitológica con Orión, ya que fue el escorpión enviado por Gaia para enfrentarlo.

Sagitario

Sagitario sigue a Escorpio en el cielo nocturno. Aunque puede ser difícil de observar por completo en zonas urbanas debido a la presencia de edificios, una parte de su figura es fácilmente reconocible: una forma que recuerda a una tetera, lo cual ha llevado a que, en inglés, se le conozca también como “The Teapot”. Esta constelación marca la zona del cielo donde se encuentra el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Osa Mayor

La Osa Mayor es una de las constelaciones más conocidas del hemisferio norte y es visible durante todo el año. Su forma característica, parecida a un cucharón, la hace fácil de identificar. Dos de sus estrellas, Merak y Dubhe, forman una línea que apunta directamente a Polaris, la estrella del norte, ubicada en la Osa Menor. Esta propiedad la convierte en una herramienta útil para la orientación.

Casiopea

Casiopea es una constelación que también puede verse durante todo el año en el hemisferio norte. Se distingue por su forma de letra “W” o “M”, dependiendo de su posición en el cielo. Uno de los extremos de esta figura también apunta hacia Polaris, lo que, al igual que en el caso de la Osa Mayor, la hace útil para la navegación nocturna.

Can Mayor

Una constelación que hace referencia a un cánido, un perro, y que en su movimiento por el cielo parece seguir al cazador, Orión. Visible en dirección Este, también comienza aparecer a mediados de agosto y es de las formaciones típicas que anuncian la temporada otoño-invierno. Su estrella principal, Sirio, es el lucero más brillante del cielo nocturno. Y si, también existe un Can Menor, cuya estrella más destacada es Procyon.

En conclusión, observar el cielo nocturno es una forma sencilla y fascinante de reconectarnos con la naturaleza, incluso desde la ciudad. A pesar de la contaminación lumínica, muchas constelaciones como Orión, Tauro, Géminis, Escorpio, Sagitario, la Osa Mayor, Casiopea e incluso Can Mayor, siguen siendo visibles durante el año, especialmente en la segunda mitad. Cada una no solo aporta belleza al firmamento, sino que también está cargada de historia, mitología y curiosidades astronómicas. Aprender a identificarlas no solo mejora nuestra apreciación del cielo, sino que también nos conecta con las culturas antiguas que las contemplaron mucho antes que nosotros. Con un poco de paciencia, atención y, si es posible, alejándonos del bullicio urbano, podemos redescubrir el cielo estrellado y todo lo que tiene por contarnos.

Con información de EarthSky.org y Stellarium.

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