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Disminución del apetito en adultos mayores: causas y soluciones

Con el envejecimiento, la pérdida de apetito puede deberse a problemas dentales, depresión, enfermedades digestivas o efectos secundarios de medicamentos.

Disminución del apetito en adultos mayores: causas y soluciones

CIUDAD DE MÉXICO.- A medida que pasan los años, el apetito puede reducirse de forma progresiva o repentina, y no siempre se trata de un simple cambio de hábitos. De acuerdo con el gastroenterólogo Nick Thompson, presidente de la Asociación Británica de Nutrición Parenteral y Enteral (BAPEN), esta pérdida de interés por la comida puede reflejar problemas de salud física o emocional que requieren atención. Mantener una dieta equilibrada y suficiente es clave para prevenir desnutrición, pérdida de peso y disminución de la energía.

Factores físicos y emocionales

Entre las causas comunes se encuentran dificultades para masticar, problemas de movilidad, depresión y efectos secundarios de medicamentos. La salud bucal, por ejemplo, influye directamente en la alimentación: la falta de piezas dentales o el dolor al masticar llevan a evitar ciertos alimentos, reduciendo la variedad y la calidad de la dieta. A esto se suma la dificultad para abastecerse de productos frescos, ya que muchas personas mayores no pueden conducir o tienen problemas de visión, lo que limita su acceso a frutas y verduras.

El bienestar emocional también juega un papel importante. La soledad y el aislamiento reducen la motivación para preparar y consumir alimentos nutritivos. Además, la depresión, frecuente en esta etapa de la vida, suele manifestarse con cambios significativos en el apetito.

Medicamentos y enfermedades crónicas

El uso simultáneo de varios medicamentos, conocido como polifarmacia, se vuelve común con la edad y puede afectar el apetito. Antidepresivos, analgésicos y otros fármacos alteran la percepción del sabor, generan náuseas o provocan saciedad temprana, lo que reduce la ingesta de alimentos. En estos casos, una revisión médica de las dosis o alternativas puede ser necesaria para minimizar estos efectos.

Al mismo tiempo, enfermedades digestivas como el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) afectan la sensación de hambre y se presentan con mayor frecuencia en la adultez mayor. Otros problemas, como el tránsito intestinal lento, empeoran por la inmovilidad o el reposo prolongado, contribuyendo a la disminución del apetito.

El entorno social también influye. Thompson señala que, tras la pérdida de una pareja, muchas personas simplifican sus comidas con opciones rápidas como bocadillos o sándwiches, reduciendo así la calidad y variedad de la dieta.

Estrategias para recuperar el apetito

Para abordar la falta de apetito, es fundamental identificar la causa específica. Thompson recomienda transformar la comida en un momento social, ya sea compartiendo la mesa con familiares o amigos, lo que favorece una alimentación más regular y variada.

También es clave revisar la medicación con supervisión médica para detectar si algún fármaco está influyendo en el apetito, mantener actividad física regular para conservar fuerza y movilidad, y mejorar la calidad de la dieta incorporando frutas y verduras frescas, así como asegurando el consumo adecuado de vitamina D.

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Detectar tempranamente estas señales y aplicar estrategias adecuadas puede marcar la diferencia para preservar la salud y el bienestar en la adultez mayor. Estas medidas no solo ayudan a mantener un peso saludable, sino que también favorecen una mejor calidad de vida y una mayor energía para realizar las actividades diarias.

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