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Un conflicto nuclear podría devastar la producción de alimentos por más de una década, advierten científicos

Simulaciones sobre la producción de maíz, el grano más cultivado, muestran que un conflicto a gran escala podría reducir los rendimientos hasta en 80%, mientras que un conflicto regional aún causaría una caída del 7%.

Un conflicto nuclear podría devastar la producción de alimentos por más de una década, advierten científicos

CIUDAD DE MÉXICO.- Investigadores de la Universidad Estatal de Penn State advirtieron sobre los efectos devastadores de un conflicto nuclear en el planeta, señalando que los daños se extenderían mucho más allá de las zonas impactadas. Según el estudio publicado en Environmental Research Letters, la detonación de armas nucleares generaría un “invierno nuclear” prolongado, capaz de reducir la superficie agrícola y la productividad por varios años.

Consecuencias más allá de la explosión

Durante este escenario, el humo y el hollín de las explosiones bloquearían la luz solar, provocando un enfriamiento global que afectaría la agricultura mundial. Los científicos explican que este efecto podría durar más de una década, causando hambruna generalizada entre los sobrevivientes del conflicto inicial.

El equipo de Penn State destacó que la pérdida de vidas y de recursos genéticos sería incalculable, subrayando la gravedad de la situación más allá de las zonas directamente afectadas por las bombas.

Impacto en los cultivos de maíz

Para determinar la magnitud del desastre, los investigadores simularon el efecto del invierno nuclear sobre la producción global de maíz, el grano más cultivado del mundo. Realizaron seis simulaciones con escenarios de guerra nuclear de distinta gravedad, proyectando cantidades de hollín entre 5 millones y 165 millones de toneladas.

Los resultados muestran que una guerra nuclear a gran escala podría reducir la producción de maíz en hasta un 80% anual, mientras que un conflicto regional todavía provocaría una caída del 7% en la producción mundial. Este efecto, según los científicos, se agravaría por un aumento de radiación UV-B, que afectaría la fotosíntesis y dañaría los tejidos vegetales.

Yuning Shi, meteorólogo y científico de plantas, explicó que los óxidos de nitrógeno producidos por las explosiones, combinados con el calentamiento del hollín, podrían destruir la capa de ozono, incrementando los niveles de radiación ultravioleta en la superficie terrestre y limitando aún más la producción agrícola.

Recuperación y preparación ante el desastre

El estudio indica que la producción de maíz podría tardar entre siete y 12 años en regresar a niveles previos a la catástrofe, dependiendo de la severidad del conflicto. Los investigadores señalan que el uso de cultivos resistentes al frío y a temporadas de crecimiento más cortas podría acelerar la recuperación hasta en un 10%, aunque la disponibilidad limitada de semillas podría representar un obstáculo.

Armen Kemanian, líder del desarrollo de las simulaciones, propuso la creación de “kits de resiliencia agrícola”, que incluyan semillas especializadas para mantener la producción de alimentos mientras se restablecen las cadenas de suministro e infraestructura. Según los científicos, esta estrategia también podría aplicarse ante otros desastres de gran magnitud.

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Finalmente, los investigadores enfatizan la necesidad de planificación y preparación ante escenarios extremos. “Si queremos sobrevivir, debemos estar preparados incluso para consecuencias inimaginables”, concluyó Shi, destacando la urgencia de considerar los efectos de la guerra nuclear sobre la alimentación global y la seguridad de los recursos agrícolas.

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