El síndrome de Otelo: cuando los celos son patológicos, delirantes y obsesivos
El síndrome de Otelo es un trastorno mental poco común que se caracteriza por celos obsesivos y delirantes, donde la persona está convencida, sin pruebas, de la infidelidad de su pareja.

CIUDAD DE MÉXICO.- Los celos obsesivos no son una manifestación de amor, sino una expresión de posesión y control, advierte la psicóloga clínica Eva Morón al referirse al síndrome de Otelo. Este trastorno mental, poco común pero con un alto impacto social, se caracteriza por la convicción infundada de que la pareja es infiel. Los especialistas en salud mental resaltan la urgencia de buscar ayuda profesional al detectar sus primeras señales, para evitar consecuencias graves.
El síndrome de Otelo: celos patológicos y su impacto social
El síndrome de Otelo implica celos delirantes, donde la persona afectada está segura, sin pruebas, de que su pareja le es infiel. Esta creencia persiste a pesar de la ausencia total de indicios, y suele acompañarse de conductas obsesivas como revisar constantemente teléfonos, correos electrónicos o redes sociales, y exigir conocer cada movimiento de la pareja. Según Science Direct, se distingue de los celos comunes por su intensidad y por el grado en que domina la vida del individuo, interfiriendo en sus relaciones y actividades diarias.
Este trastorno lleva su nombre de la tragedia de Shakespeare “Otelo”, en la que el general, manipulado, actúa bajo celos extremos que terminan en tragedia. En la práctica clínica, quienes padecen el síndrome manifiestan una obsesión persistente con la supuesta infidelidad, buscan compulsivamente pruebas y controlan excesivamente a su pareja. El psiquiatra Walter Ghedin señala que puede llegar a la humillación, agresión y, en casos extremos, incluso homicidio.
Causas, prevalencia y tratamiento
Las causas del síndrome de Otelo son variadas e incluyen factores neurológicos, psiquiátricos, culturales y el consumo de ciertos medicamentos. Science Direct relaciona este trastorno con enfermedades como el trastorno delirante, accidentes cerebrovasculares, demencia de Alzheimer y el uso de agonistas dopaminérgicos. La Clínica Mayo estima que la mitad de los casos tienen un origen neurológico, mientras que una cuarta parte está vinculada al consumo de drogas o medicamentos, y el resto a enfermedades psiquiátricas.
A nivel cerebral, lesiones en el tálamo, una región clave para el procesamiento emocional, pueden desencadenar estos celos patológicos. Culturalmente, Ghedin apunta que el síndrome afecta más a hombres, influenciado por factores como el apego simbólico a la figura materna y normas sociales que refuerzan la dominación en la pareja. Datos científicos indican que la edad media de aparición es de 58 años, con una prevalencia casi doble en hombres respecto a mujeres.
Respecto al tratamiento, el uso de antipsicóticos es común, logrando una tasa de remisión del 70%, aunque la intervención suele retrasarse más de tres años desde el inicio de los síntomas. La psicoterapia es esencial para el manejo del trastorno, mientras que en casos graves la medicación es necesaria. Identificar las causas subyacentes es clave para diseñar un tratamiento adecuado y efectivo.
Reconocimiento y búsqueda de ayuda profesional
Los especialistas enfatizan que los celos se consideran patológicos cuando dominan la vida del individuo y afectan significativamente sus relaciones y actividades. Morón destaca el sufrimiento emocional tanto de la persona afectada como de su pareja, y subraya la importancia de diferenciar entre celos normales y los que constituyen un trastorno mental.
Las conductas comunes en el síndrome incluyen la revisión compulsiva de dispositivos electrónicos, el control excesivo y episodios de violencia o humillación. Frente a esta realidad, el abordaje terapéutico debe incluir tanto el tratamiento médico como psicológico, adaptado a las causas específicas del trastorno.
Finalmente, ante la complejidad y riesgos asociados, expertos coinciden en la importancia de buscar apoyo profesional al sospechar de celos patológicos. Reconocer el problema y acudir a especialistas representa el primer paso para recuperar el bienestar emocional y la confianza en la relación, evitando consecuencias que pueden ir desde el daño emocional hasta situaciones extremas.
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