Dieta nórdica: el secreto del norte para un corazón sano y un planeta más verde
Estudios preliminares muestran que este patrón alimentario puede ayudar a reducir el colesterol, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando Cecilie Kyro, epidemióloga del Instituto Danés del Cáncer, veraneaba en las islas danesas de Langeland y Oro, sus comidas eran sencillas y reflejaban la dieta tradicional de la región. El desayuno consistía en hojuelas de avena frías, el almuerzo en un smorrebrod —un sándwich abierto sobre pan de centeno con arenque en escabeche— y la cena combinaba tubérculos con pescado, o carne en porciones pequeñas y poco frecuentes. Hoy en día, Kyro estudia cómo este patrón alimentario, conocido como dieta nórdica, puede influir en la prevención de enfermedades.
La dieta nórdica: un patrón alimentario tradicional con beneficios modernos
Al igual que la dieta mediterránea, la dieta nórdica es rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables. Sin embargo, se distingue por su énfasis en alimentos autóctonos de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, y por el uso de aceite de colza (canola) en lugar de aceite de oliva. Entre sus ingredientes clave destacan las hortalizas de raíz, como nabos y zanahorias, las crucíferas, y las bayas como arándanos y fresas. También se privilegian los cereales integrales como la avena, cebada y centeno, utilizados en panes crujientes conocidos como crispbreads.
Este modelo alimentario se caracteriza por un bajo consumo de grasas saturadas, con preferencia por lácteos bajos en grasa como el yogur, pescados grasos ricos en omega-3 como salmón y arenque, y un consumo moderado de huevos y aves. La carne roja y procesada es poco frecuente, y se limita o evita el consumo de alcohol, azúcares añadidos y sodio. Este enfoque alimenticio no solo promueve la salud, sino que también se basa en alimentos frescos y de temporada, favoreciendo el consumo local y reduciendo el impacto ambiental.
Beneficios para la salud cardiovascular y metabólica
Un ensayo clínico realizado en Suecia en 2010 dividió a 88 adultos con colesterol ligeramente elevado en dos grupos: uno siguió la dieta nórdica durante seis semanas y otro continuó con su alimentación habitual. Los resultados mostraron que quienes adoptaron la dieta nórdica perdieron más peso y tuvieron una disminución significativa en la presión arterial y los niveles de colesterol. Estudios posteriores y revisiones científicas de 2023 refuerzan estos hallazgos, señalando una posible reducción en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares gracias a este patrón alimentario.
La explicación radica en su alto contenido de fibra, que ayuda a reducir el colesterol LDL (conocido como colesterol “malo”) al facilitar su eliminación, y en la presencia de ácidos grasos omega-3 provenientes del pescado y el aceite de canola, que contribuyen a disminuir el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares. Además, los cereales integrales están asociados a una menor incidencia de diabetes tipo 2 y cáncer colorrectal, según investigaciones lideradas por Kyro y otros expertos.
A pesar de estos beneficios, los especialistas coinciden en que aún se requieren más estudios para confirmar el alcance exacto de la dieta nórdica en la prevención de enfermedades crónicas, especialmente en diferentes poblaciones y contextos geográficos.
Un enfoque sostenible y accesible para todos
Un aspecto relevante de la dieta nórdica es su vínculo con la sostenibilidad ambiental. Al priorizar alimentos locales y de temporada, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas al transporte de alimentos. Además, basar la alimentación en productos de origen vegetal y pescado, en lugar de carne roja, implica un menor uso de recursos naturales como tierra, agua y fertilizantes.
Aunque la dieta nórdica está inspirada en la región que le da nombre, no es necesario vivir en esos países para adoptar sus principios básicos. La clave está en elegir alimentos frescos, integrales y con grasas saludables, minimizando el consumo de productos procesados, azúcares y sodio. Consultar qué frutas, verduras o pescados grasos se producen localmente puede ser un buen primer paso para incorporar este estilo de vida.
De acuerdo con expertos como Kyro y Bjornevik, cualquiera puede beneficiarse al adaptar estos hábitos saludables a su entorno, promoviendo no solo la salud individual, sino también el cuidado del planeta. Así, la dieta nórdica se posiciona como una alternativa moderna y accesible para mejorar la alimentación en diversas partes del mundo.
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