Desayunar después de las 9:00 puede alterar el metabolismo y aumentar el riesgo de enfermedades
Retrasar el desayuno más allá de las 9 de la mañana puede alterar los ritmos circadianos del cuerpo.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque para muchos levantarse tarde y posponer el desayuno puede parecer un lujo, esta práctica podría tener efectos negativos en el organismo. Diversas investigaciones han revelado que postergar la primera comida del día, especialmente después de las 9 de la mañana, puede alterar los ritmos internos del cuerpo y afectar su funcionamiento metabólico.
Retrasar el desayuno: ¿una costumbre perjudicial?
Estudios publicados en revistas como American Journal of Physiology y Endocrinology and Metabolism señalan que el horario de las comidas influye directamente en los ritmos circadianos. Estos ritmos marcan los ciclos biológicos del cuerpo, por lo que cualquier alteración puede ser interpretada como una señal de estrés, elevando los niveles de cortisol.
El endocrinólogo Francisco Rosero explica que el cortisol, también conocida como la “hormona del estrés”, alcanza su punto máximo entre las 4 y las 9 de la mañana. Si no se desayuna dentro de ese rango, el cuerpo puede prolongar innecesariamente su estado de alerta, afectando la regulación del azúcar en la sangre y la salud metabólica.
Relación entre el desayuno y enfermedades crónicas
Una investigación del International Journal of Epidemiology analizó a más de 100 mil personas durante siete años y descubrió que quienes desayunaban después de las 9:00 tenían un 59 % más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con quienes lo hacían antes de las 8:00. Este hallazgo refuerza la idea de que el desayuno es una señal clave para el cuerpo, más allá del tipo de alimentos que se consuman.
A diferencia de la cena, el horario del desayuno parece ser determinante para sincronizar las funciones hormonales. Cuando el cuerpo mantiene elevados los niveles de cortisol por más tiempo, se activan mecanismos que aumentan la glucosa en sangre, lo que puede derivar en enfermedades crónicas como la diabetes o problemas cardiovasculares.
Una revisión reciente publicada en ScienceDirect destacó que omitir o retrasar el desayuno no solo afecta el metabolismo, sino también la microbiota intestinal, el control de la glucosa y la salud cardiovascular. Además, se asocia con deterioro cognitivo, trastornos del ánimo y menor rendimiento físico.
La importancia de sincronizar el reloj biológico
La llamada crononutrición propone alinear la alimentación con los ritmos naturales del cuerpo, y ha cobrado fuerza en los últimos años por sus beneficios para la salud endocrina y metabólica. Según Rosero, desayunar temprano no es una obligación para todos, pero si se elige hacerlo, debe ser antes de las 9 para no interrumpir el reloj biológico.
El problema, señala Men’s Health, es que muchas personas siguen horarios dictados por la rutina laboral o el estilo de vida, sin considerar el funcionamiento interno del cuerpo. Esta desconexión entre lo que se hace y lo que el organismo necesita puede provocar alteraciones hormonales y metabólicas importantes.
Una revisión publicada en Frontiers in Endocrinology en 2024 confirmó que comer fuera de los horarios biológicos —especialmente en las mañanas tardías— desajusta la eficiencia del metabolismo. Al mantenerse en estado de alerta por más tiempo, el cuerpo no puede regular adecuadamente sus funciones, aumentando el riesgo de enfermedades.
Desayunar temprano es una estrategia de salud
Numerosos estudios coinciden en que respetar los ritmos circadianos y ajustar los horarios de comida es una medida efectiva para prevenir enfermedades. Iniciar el día con una comida a tiempo permite al cuerpo regular mejor sus hormonas, especialmente el cortisol, y conservar una función metabólica saludable.
Los expertos insisten en que no solo importa qué se come, sino cuándo. Dejar pasar la mañana sin alimentos puede activar mecanismos de defensa que alteran el equilibrio interno y provocan consecuencias a largo plazo. Por el contrario, desayunar en las primeras horas ayuda a mantener el cuerpo en armonía con sus propios ciclos.
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“Hay que desayunar temprano para evitar que nuestro cuerpo interprete el ayuno como una señal de alarma para mantener elevados los niveles de cortisol”, concluyó Rosero. Ajustar los hábitos alimenticios y respetar el reloj biológico podría marcar una gran diferencia en la salud a largo plazo.
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