¿Qué le hace la radiación cósmica al cuerpo? ¿Podría convertirte en super héroe?
Más allá de la ficción, la radiación cósmica no le otorga poderes a los astronautas...
Siempre nos preguntamos: ¿Qué se siente estar en el espacio? ¿Se sienten diferente los astronautas al volver a la Tierra?
En parte, esto ya lo sabemos por medio del récord impuesto por el astronauta estadounidense Scott Kelly, quien acumuló 520 días a lo largo de 4 misiones diferentes, de acuerdo a la NASA. Además, ostenta la marca de la misión más larga de 340 días a bordo de la Estación Espacial Internacional; donde los efectos de la falta de gravedad sobre su cuerpo fueron notables: Los discos de la columna vertebral se descomprimieron y le dieron unos centímetros más de estatura. Las capas de sus cromosomas, llamados telómeros, crecieron y técnicamente lo rejuvenecieron.
¿Pero qué pasa con los efectos de la radiación espacial? En el universo hay partículas de alta energía que circulan continuamente y, cuando los astronautas se embarcan en misiones que conllevan salir de nuestro planeta, pueden entrar en contacto con ellas.
Estas partículas se originan de eventos celestiales como las Supernovas, que no es otra cosa que el estallido de una estrella cuando llegan a la etapa final de su vida. Otras, vienen de erupciones solares e inclusive, del mismo ‘Big Bang’ que dio origen al Universo.
En grandes dosis, la radiación directa desgarra las moléculas de ADN y causa daño a tejidos biológicos. Una exposición prolongada aumenta las posibilidades de cáncer, cataratas y problemas reproductivos. También impide la correcta regeneración de neuronas en el cerebro.
Un ejemplo de ello en la Tierra, sería el caso de la explosión de la Terminal Nuclear de Chernóbil, donde su personal y los bomberos que respondieron a la tragedia se expusieron a grandes cantidades de energía ionizante; lo que les provocó muertes con agonías llenas de terribles secuelas de envenenamiento agudo por radiación, como quemaduras de tercer grado en la piel, tan graves, que exponían los huesos debajo del tejido.
Además, les provocaron hemorragias internas, cáncer de tiroides en el menor de los casos y, a escala ecológica, kilómetros de tierra a la redonda se volvieron inservibles para cualquier tipo de cultivo agrícola.
¿Cómo te afecta la radiación cósmica en la Tierra?
Según National Geographic, la Tierra cuenta con una protección natural contra la radiación venida del cosmos: la atmósfera y el campo magnético.
La atmósfera absorbe la mayoría de la radiación antes de que llegue a la superficie y el campo magnético protege contra radiación cósmica más agresiva, inclusive la que llega directo del Sol, expulsada durante erupciones solares, lo que origina las Auroras Boreales (Norte) o Australes (Sur).
Por lo regular, todos los habitantes del planeta están expuestos a pequeñas cantidades de radiación diaria, unos tres mili sieverts (Unidad utilizada para medir la dosis de radiación que afecta al cuerpo humano) en promedio al año.
La dosis de radiación aumenta conforme te alejas de la superficie terrestre, por lo tanto, una persona de mayor estatura recibe un poco más de radiación que una persona pequeña.
¿Qué pasa cuando volamos? Podemos estar más expuestos a partículas durante el vuelo; sin embargo, aún así no es tanta como para alarmarse por sus efectos. Un vuelo regular de ida y vuelta te expone más o menos a la cantidad de partículas que recibes en una radiografía de tórax.
Quizá los pilotos y sobrecargos podrían estar más expuestos debido a su trabajo, que les requiere vuelos frecuentes.
¿Y en el caso de los astronautas?
De acuerdo a National Geographic, los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), que orbita alrededor de la Tierra a una altitud de 400 kilómetros, están expuestos a niveles de radiación mucho más elevados que los de la superficie terrestre. En solo una semana a bordo de la ISS, los astronautas están expuestos a la misma radiación cósmica que un ser humano medio recibiría a nivel del mar en la Tierra en un año.
De viajar más allá, los humanos estarían mucho más expuestos a la radiación cósmica, sobre todo en el caso de planetas cuyas atmósferas sean muy tenues, como Marte. Por ello, muchas agencias espaciales han propuesto límites de dosis de radiación a los que pueden exponerse los astronautas durante toda su carrera.
Revisando las mediciones de sondas mandadas a Marte por la NASA, se puede estimar que un solo viaje de ida y vuelta, un humano puede recibir la cantidad de 0.66 mili sieverts, el equivalente a 660 radiografías de tórax.