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¿Por qué a las personas exitosas les cuesta aceptar halagos? La explicación de Harvard

El síndrome del impostor hace que personas exitosas sientan que no merecen sus logros y teman ser “descubiertas” como fraudes.

CIUDAD DE MÉXICO.- Muchas personas persiguen el éxito, pero cuando lo alcanzan y reciben halagos, les cuesta aceptarlos. El miedo a defraudar a quienes las apoyaron puede generar inseguridad, y aunque estos sentimientos suelen normalizarse, algunos no logran salir del ciclo negativo. En estos casos, puede aparecer el síndrome del impostor, un fenómeno que se intensifica en un mundo donde las comparaciones son constantes.

¿Por qué cuesta aceptar los elogios?

Según Arthur Brooks, experto en felicidad de la Universidad de Harvard, nadie está exento de sentirse así. Incluso las personas más exitosas pueden creer que no merecen sus logros. En un artículo para The Atlantic, Brooks explicó: “Cuantos más elogios reciben, más les preocupa estar engañando a los demás. Ni siquiera hace falta ser un genio para sentirse un impostor”.

Las redes sociales han agravado este problema al mostrar solo los aspectos positivos de la vida, creando una imagen distorsionada de la realidad. Brooks señala que, al compararse con estas versiones idealizadas, muchas personas terminan sintiéndose inferiores o falsas. “Cuando la gente oculta lo negativo y solo muestra lo bueno, cualquiera puede sentirse un fracaso”, advirtió.

¿Cómo identificar y superar este problema?

El síndrome del impostor suele surgir al enfrentar nuevos retos o reconocimientos, llevando a las personas a subestimar sus capacidades. Sin embargo, Brooks aclara que cuestionarse a uno mismo puede ser una señal positiva: “El verdadero farsante está convencido de no serlo”. Reconocer estas inseguridades es el primer paso para manejarlas.

Si no se atiende a tiempo, este fenómeno puede afectar la felicidad y el bienestar emocional. Por eso, el especialista recomienda buscar ayuda profesional cuando los pensamientos negativos persistan. Trabajar en la autoaceptación y evitar compararse son claves para romper el ciclo.

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Aunque el síndrome del impostor es común, no debe subestimarse. Entender que muchos lo experimentan —incluso quienes parecen seguros— ayuda a normalizar estas emociones. Brooks insiste en que el éxito no se trata de perfección, sino de aprender a valorar los propios esfuerzos sin dejarse paralizar por el miedo.

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