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¿Por qué sentimos “mariposas en el estómago” cuando nos enamoramos?

Sentir “mariposas en el estómago” al enamorarse es una reacción física real provocada por la liberación de adrenalina y otros neurotransmisores que alteran el flujo sanguíneo y afectan al sistema digestivo.

CIUDAD DE MÉXICO.- Sentir “mariposas en el estómago” al ver a alguien que nos gusta no es solo una expresión romántica; en realidad, es una respuesta fisiológica que tiene su origen en el sistema nervioso. Cuando una persona se enamora o experimenta una fuerte atracción, el cuerpo activa una respuesta conocida como “lucha o huida”, similar a la que se da ante situaciones de peligro. Esto implica una descarga de adrenalina y cortisol, hormonas que aumentan el ritmo cardíaco y desvían la sangre hacia los músculos.

Una reacción física, no solo emocional

Como consecuencia, disminuye el flujo sanguíneo hacia el sistema digestivo, lo que puede generar una sensación de vacío o cosquilleo en el estómago. A esto se suman contracciones musculares involuntarias que el cuerpo interpreta como una sensación peculiar, muchas veces descrita como “mariposas”. Esta reacción es inmediata y se produce antes de que la persona pueda procesarla conscientemente.

Además, el estómago cuenta con su propio sistema nervioso —llamado sistema nervioso entérico— que está directamente conectado con el cerebro a través del nervio vago. Esto permite que las emociones se perciban físicamente en el abdomen antes de que la mente lo razone, lo que refuerza la idea de que el enamoramiento no solo se piensa, también se siente literalmente.

El papel de los neurotransmisores

Durante las primeras etapas del enamoramiento, el cerebro libera varios neurotransmisores que influyen en el estado de ánimo. La dopamina, conocida como la “molécula del placer”, produce una sensación de euforia; la noradrenalina ayuda a enfocar la atención en la persona que nos atrae; y la serotonina, aunque suele disminuir en esta fase, permite mantener la emoción a flor de piel. Este cóctel químico ayuda a explicar por qué el enamoramiento puede ser tan absorbente.

Con el tiempo, otras sustancias como la oxitocina y la vasopresina toman protagonismo. Estas hormonas están más relacionadas con el apego emocional, la confianza y el vínculo duradero, por lo que la sensación de “mariposas” tiende a disminuir conforme la relación se vuelve más estable. Este cambio no significa que el amor desaparezca, sino que evoluciona hacia una conexión más profunda.

Desde una perspectiva evolutiva, esta respuesta emocional intensa podría haber favorecido la reproducción y la formación de vínculos, ya que facilitaba el enfoque total en una posible pareja. Sentir nervios o cosquilleo en el estómago habría sido una señal útil para detectar cuándo una situación era emocionalmente importante, incluso si en el presente ya no se necesita para la supervivencia.

Una experiencia común y pasajera

La sensación de “mariposas en el estómago” suele aparecer durante los primeros meses de una relación, cuando la incertidumbre, la atracción y la novedad están en su punto más alto. A medida que la relación avanza y se desarrolla mayor confianza, este tipo de respuesta física se suaviza o desaparece por completo, siendo reemplazada por una sensación de calma y seguridad emocional.

En casos donde el nerviosismo es muy intenso, técnicas como la respiración profunda o la relajación muscular pueden ayudar a calmar el cuerpo. Esto se debe a que activan el sistema nervioso parasimpático, encargado de devolver al organismo a un estado de tranquilidad.

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En resumen, las “mariposas en el estómago” no son una ilusión ni un simple recurso poético, sino una respuesta natural del cuerpo ante una experiencia emocional poderosa. Entender este proceso permite apreciar cómo mente y cuerpo trabajan juntos cuando alguien nos importa, y cómo el amor también tiene su lado biológico.

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