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Cómo saber si el jamón o las salchichas están echados a perder

Uno de los aspectos más importantes, y a menudo subestimado, es aprender a identificar cuándo un producto ya no es apto para el consumo.

Cómo saber si el jamón o las salchichas están echados a perder

Vivir de manera independiente implica asumir responsabilidades cotidianas que antes podían pasar desapercibidas. Entre ellas, el manejo adecuado de los alimentos se vuelve una tarea esencial no solo para mantener una buena alimentación, sino también para evitar riesgos a la salud.

Uno de los aspectos más importantes, y a menudo subestimado, es aprender a identificar cuándo un producto ya no es apto para el consumo. Esto es especialmente relevante en el caso de los embutidos —como el jamón, las salchichas o productos similares—, los cuales, al ser altamente perecederos, requieren atención cuidadosa, sobre todo si se compran sueltos o sin empaque original.

¿Ese jamón está bien… o estás a punto de intoxicarte?

Los embutidos como salchichas, jamón o mortadela —especialmente los que compras sueltos en la tienda de la esquina— requieren cierta atención. No siempre traen fecha de caducidad visible, así que te toca ser detective de tu propio refrigerador.

¿Cómo detectar si ya no deberías comértelos? Hay señales clave que te pueden salvar de una tarde en urgencias:

  • Textura viscosa o resbalosa: Si al tocarlos sientes que tienen una capa pegajosa, no es brillo natural: es señal de hongos. Y no, eso no se va con un enjuague rápido.
  • Manchas de moho: Si ves áreas con pelusa verde, gris o azul, es moho. Aunque sea una pequeña zona, lo mejor es no arriesgarte.
  • Cambio de color: El jamón que solía ser rosado ahora tiene tonos opacos o incluso verdes o grises. Mala señal.
  • Olor sospechoso: Un aroma ácido o agrio indica descomposición. Si dudas, mejor tíralo.
  • Grasa inusual: Si al tocarlo sientes que está más aceitoso de lo normal, puede estar en proceso de descomposición por exceso de grasa.

La seguridad alimentaria comienza en casa, y reconocer los signos de descomposición en productos como embutidos puede marcar la diferencia entre una comida segura y un problema de salud.

No se trata solo de evitar el desperdicio, sino de ejercer un consumo responsable y consciente. Ante la menor duda sobre el estado de un alimento, lo más prudente es descartarlo, indica Xataka.

La prevención, en estos casos, siempre será más económica y saludable que afrontar las consecuencias de una intoxicación alimentaria.

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