¿Tu hijo rechaza la comida? Esto dice la ciencia sobre los niños caprichosos al comer
Esta selectividad suele aparecer entre los dos y cinco años como parte del desarrollo y no debe verse como un problema de crianza.
CIUDAD DE MÉXICO.- Para muchas familias, la hora de la comida puede convertirse en una lucha diaria. La negativa de los niños a probar nuevos alimentos o su preferencia por un número limitado de platillos suele generar preocupación. Sin embargo, expertos como los de UNICEF aseguran que este comportamiento es completamente normal y suele ser temporal. De hecho, un niño puede necesitar más de diez intentos antes de aceptar un nuevo sabor.
Un comportamiento común y pasajero
Este tipo de selectividad alimentaria aparece con frecuencia entre los dos y los cinco años. La psicóloga Katherine Dahlsgaard, del Children’s Hospital of Philadelphia, señala que esta etapa puede responder a un mecanismo de protección natural. Cuando los niños empiezan a moverse de manera independiente, desarrollan cierta cautela ante lo desconocido, lo que también incluye los alimentos.
La preocupación suele aumentar cuando un niño deja de comer algo que antes disfrutaba o cuando parece encaprichado solo con ciertos platillos. No obstante, los especialistas insisten en que este comportamiento forma parte del proceso normal de desarrollo infantil y que no se debe interpretar como un fallo en la crianza.
Cómo introducir nuevos alimentos sin forzar
Los cambios en los gustos infantiles suelen desconcertar a los adultos, ya que pueden variar de un día a otro. La clave, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), está en la paciencia. Rechazar alimentos o no querer que se mezclen en el plato son reacciones comunes que tienden a desaparecer hacia los cinco años.
Una estrategia eficaz es ofrecer el alimento nuevo junto a otros que el niño ya acepte. Esta combinación puede generar una mayor disposición a probar. También se recomienda variar las presentaciones: por ejemplo, en trozos pequeños o en puré, para facilitar la aceptación a través de distintas texturas y formatos.
Los CDC recuerdan que probar un alimento muchas veces antes de que guste es normal. Por ello, no hay que rendirse después del primer intento. La exposición repetida, sin presión, aumenta las probabilidades de que los niños acepten los nuevos sabores de manera natural.
Evitar la presión y fomentar una relación sana con la comida
Presionar a los niños para que terminen toda su comida o utilizar los alimentos como premio son prácticas que pueden generar una relación poco saludable con la alimentación. UNICEF sugiere respetar el instinto del niño y no forzarlo a comer más de lo que desea. Si el pequeño está activo, crece bien y mantiene un peso saludable, es probable que esté obteniendo los nutrientes necesarios.
Un enfoque más efectivo consiste en servir porciones pequeñas, acordes con la edad y el tamaño del estómago del niño. Una regla simple es ofrecer una cucharada por cada año de edad. Además, reconocer y elogiar cuando el niño prueba o come, aunque sea un poco, ayuda a reforzar una actitud positiva hacia la comida.
Por último, expertos aconsejan evitar usar la comida como castigo o recompensa. Asociar ciertos alimentos con premios o comportamientos deseables puede condicionar la forma en que el niño se relaciona con la comida en el futuro. En su lugar, se pueden ofrecer alternativas como juegos, paseos o tiempo de calidad con los padres, fortaleciendo tanto la nutrición como el vínculo afectivo.