Tener mayor nivel educativo no frena el deterioro cognitivo, revela estudio internacional
Aunque las personas con más años de estudios inician la adultez con mejores capacidades mentales, su ritmo de envejecimiento cerebral es similar al de quienes tienen menor formación.

CIUDAD DE MÉXICO.- Un extenso estudio internacional acaba de cuestionar una de las ideas más arraigadas sobre el envejecimiento cerebral: que un mayor nivel educativo protege contra el deterioro cognitivo. La investigación, publicada en la revista Nature Medicine, concluye que, si bien las personas con más años de formación académica suelen mostrar mejor rendimiento cognitivo en la adultez, su ritmo de deterioro mental con la edad no es más lento que el de quienes tienen menor escolaridad.
Resultados desafían creencia común
El trabajo fue coordinado por la Universidad de Oslo, en el marco del consorcio europeo Lifebrain, con la participación del Institut Guttmann y la Universitat de Barcelona (UB). De acuerdo con estas instituciones, se trata de uno de los estudios más grandes realizados hasta ahora sobre el envejecimiento del cerebro.
Los investigadores analizaron datos de 170 mil personas de 33 países occidentales. En total, se procesaron más de 420 mil exploraciones neuropsicológicas e imágenes cerebrales. Este enfoque permitió examinar cómo influye el nivel educativo en la estructura cerebral y las funciones mentales a lo largo del tiempo, con una perspectiva amplia y comparativa.
Diferencias al inicio, pero no en el ritmo de envejecimiento
Uno de los hallazgos centrales del estudio es que, aunque las personas con mayor educación suelen obtener mejores resultados en pruebas de memoria, razonamiento o lenguaje, esto no significa que su cerebro envejezca más lentamente. Según explicó David Bartrés-Faz, de la Universitat de Barcelona, “una vez comienza el deterioro, afecta a todos por igual, sin importar el nivel educativo”.
Desde España, el Institut Guttmann aportó datos de 966 personas a través de la cohorte Barcelona Brain Health Initiative (BBHI), y la UB agregó 161 participantes más. Las pruebas aplicadas evaluaron cuatro áreas clave del funcionamiento cognitivo: memoria, velocidad de procesamiento, lenguaje y razonamiento.
Además, un subgrupo de 6,472 personas fue sometido a resonancias magnéticas para medir el volumen total del cerebro y el tamaño de regiones vinculadas a la memoria, como el hipocampo y la corteza prefrontal. Estas imágenes permitieron observar los cambios estructurales que ocurren con el paso de los años.
Factores protectores más allá de la educación
Los resultados revelaron que quienes tenían mayor nivel educativo también presentaban un volumen cerebral intracraneal ligeramente mayor, así como diferencias en zonas específicas del cerebro. No obstante, estas ventajas iniciales no modificaron el ritmo del envejecimiento cognitivo: todos los grupos mostraron un declive similar con el tiempo.
El estudio sugiere que, aunque la educación sigue siendo importante para el desarrollo intelectual y la salud cerebral en etapas tempranas, no es un escudo contra el deterioro ligado a la edad. Por ello, los investigadores proponen ampliar la mirada y considerar otros factores que también pueden proteger al cerebro.
Entre las recomendaciones destacan la actividad física regular, la estimulación mental continua, mantener la vida social activa y prevenir riesgos como la hipertensión o el colesterol alto. “Promover la educación es fundamental, pero no basta por sí sola para garantizar un envejecimiento saludable”, concluyeron los autores.
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