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“Si vas a enseñarle una sola habilidad a tus hijos en la vida, que sea esta”, afirma una experta en relaciones entre padres e hijos

La conexión con uno mismo es una habilidad clave para el bienestar emocional infantil.

CIUDAD DE MÉXICO.- Muchos padres se enfocan en enseñar a sus hijos a comportarse bien, a seguir rutinas y a desarrollar habilidades académicas. Sin embargo, hay una capacidad menos visible que puede marcar la diferencia en su futuro: la conexión con uno mismo. Esta habilidad se refiere a la capacidad de identificar las propias emociones, necesidades e intuiciones.

Más allá de las buenas notas y el buen comportamiento

Cuando un niño se siente seguro con quién es, esa seguridad lo acompaña en sus decisiones, relaciones y momentos difíciles. Por el contrario, si no desarrolla esta conexión interna, puede crecer con una autoestima frágil, buscando validación externa o sintiéndose desconectado de sí mismo.

Expertos en relaciones entre padres e hijos, como la autora de este enfoque basada en más de 200 casos estudiados, coinciden en que enseñar esta habilidad desde pequeños es una de las mejores herramientas para su desarrollo emocional y mental.

Consecuencias de ignorar lo que sienten

La desconexión con uno mismo suele surgir de momentos cotidianos. Por ejemplo, cuando un niño llora porque le quitan un juguete y el adulto responde: “No es para tanto”, el mensaje que el pequeño podría interpretar es: “Mis sentimientos no importan”. Otro ejemplo ocurre cuando sienten miedo y se les dice: “No hay nada que temer”. Esto puede hacerlos dudar de su propio sentir.

Estas frases, aunque bien intencionadas, repetidas a lo largo del tiempo pueden debilitar la confianza del niño en sus emociones. Como resultado, algunos pueden volverse ansiosos o reprimir lo que sienten, mientras que otros se vuelven más reactivos o se aíslan emocionalmente.

Por otro lado, cuando los niños aprenden a estar en sintonía con sus emociones, desarrollan resiliencia emocional, confianza auténtica y límites sanos. Son capaces de identificar lo que necesitan, reconocer situaciones incómodas y actuar con mayor seguridad en sí mismos.

Claves para fomentar la conexión interna

No es necesario hacer grandes cambios en la crianza para fomentar la autoconexión. Pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. Por ejemplo, validar lo que sienten en lugar de minimizarlo. En vez de decir “estás bien”, se puede decir: “Eso fue difícil, ¿verdad? Estoy aquí contigo”. Este tipo de respuestas les enseña que está bien sentir lo que sienten.

También es importante permitirles mostrar todas sus emociones, incluso las incómodas. Aceptar sus enojos, preguntas difíciles o rarezas sin juzgar refuerza la idea de que son valiosos tal como son. Además, ofrecerles opciones adecuadas para su edad les da un sentido de autonomía y confianza en su propia voz.

Los padres pueden modelar esta habilidad mostrando cómo gestionan sus propias emociones. Frases como “Me siento estresado, necesito respirar profundo” enseñan que sentir está bien, y que existen formas saludables de manejarlo.

Lenguaje que acompaña, no que juzga

La forma en que se habla con los niños también influye. Cambiar preguntas como “¿Por qué hiciste eso?” por “¿Qué sentiste cuando pasó eso?” promueve la reflexión sin provocar vergüenza. Un tono curioso y empático abre la puerta al autoconocimiento.

Cuando un niño se porta mal, es útil ver más allá del comportamiento y preguntarse: ¿Está sintiéndose ignorado, confundido o sin control? Muchas veces, las conductas difíciles son una forma de expresar algo que no pueden verbalizar.

Responder a estas necesidades de fondo les enseña que no son “malos”, sino humanos. Esta comprensión favorece una relación más sana consigo mismos y con los demás.

Reconocer su esencia, no solo sus logros

Celebrar quiénes son, y no solo lo que logran, es clave para su autoestima. Reconocer cualidades como la empatía, la curiosidad o la creatividad les transmite que su valor no depende de premios o calificaciones.

Frases como “Me encanta lo amable que eres con tus amigos” ayudan a construir una identidad positiva, basada en ser y no solo en hacer. Esto fortalece su sentido de valía interna.

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En resumen, enseñar a los niños a conectar consigo mismos es una inversión emocional que los prepara para enfrentar la vida con mayor seguridad, bienestar y autenticidad.

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