Tener una mascota podría ayudar a ralentizar el envejecimiento cognitivo, según expertos
Un estudio reveló que convivir con perros o gatos puede ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo en adultos mayores.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante siglos, las mascotas han sido compañeras fieles y fuente de consuelo emocional. Sin embargo, investigaciones recientes apuntan a que su presencia podría tener un impacto aún más profundo en la salud de los seres humanos, en especial en la vejez. Un estudio liderado por la Universidad de Ginebra indica que convivir con perros o gatos se relaciona con un deterioro cognitivo más lento en adultos mayores, y que los beneficios dependen del tipo de mascota y de la función cerebral evaluada.
Más que compañía, una herramienta para el bienestar cognitivo
Según Adriana Rostekova, autora principal del artículo publicado en la revista Scientific Reports, tener una mascota se vincula con una mejor función cognitiva en la adultez avanzada. Para explorar esta relación, la investigadora analizó datos de más de 18 años provenientes de la Encuesta de Salud y Jubilación en Europa, enfocándose en personas de 50 años o más. El hallazgo más novedoso, señala, es que los efectos positivos varían según la especie del animal de compañía.
Mientras los perros parecen favorecer la memoria, los gatos impactan en la fluidez verbal. En ambos casos, se trata de funciones cognitivas clave para mantener la autonomía y calidad de vida en la tercera edad. Estas diferencias sugieren que no todas las mascotas brindan los mismos beneficios mentales, lo que abre nuevas líneas de investigación en neuropsicología y envejecimiento saludable.
Perros, memoria activa; gatos, mente flexible
Los datos muestran que las personas que tienen perros tienden a recordar mejor información tanto en el corto como en el mediano plazo. Esto podría deberse al estilo de vida que implica tener un perro: paseos diarios, interacción constante y una rutina que estimula física, social y mentalmente. Todas estas actividades ayudan a mantener el cerebro activo y flexible, lo cual retrasa el deterioro natural asociado a la edad.
En el caso de los gatos, el beneficio más notorio se observó en la fluidez verbal. Las personas que viven con felinos mantuvieron durante más tiempo la habilidad para expresarse con claridad y seleccionar palabras adecuadas. Se cree que este efecto se debe a la necesidad de interpretar señales sutiles del comportamiento felino, lo que obliga al cerebro a mantenerse alerta, interpretar emociones y adaptar el lenguaje y la conducta.
Por otro lado, el estudio encontró que otras mascotas como peces y aves no mostraron efectos significativos en la salud cognitiva. La vida más corta de estas especies, su menor nivel de interacción y el escaso esfuerzo físico o mental requerido para cuidarlas podrían explicar por qué no generan los mismos beneficios. Además, factores como el ruido nocturno de algunas aves pueden incluso afectar la calidad del sueño, lo cual repercute directamente en la memoria y otras funciones cerebrales.
Implicaciones para el envejecimiento saludable
Desde una perspectiva neuropsicológica, otras investigaciones respaldan estos hallazgos. Se ha observado que la interacción con un perro activa la corteza prefrontal del cerebro, relacionada con la atención, la planificación y la toma de decisiones. En el caso de los gatos, se estimulan áreas vinculadas con la flexibilidad cognitiva, útil para adaptarse a comportamientos cambiantes o complejos.
Además del impacto cerebral, las mascotas también influyen en la vida social y emocional. Pasear a un perro, por ejemplo, puede aumentar las oportunidades de contacto con otras personas, reduciendo el aislamiento, uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de demencia. Los gatos, aunque menos sociales, pueden ofrecer compañía constante a personas que viven solas, lo que también tiene un efecto protector en el estado de ánimo y la salud mental.
Estos descubrimientos tienen relevancia para las políticas de salud pública en sociedades que envejecen rápidamente. Promover la tenencia responsable de perros y gatos podría ser una estrategia accesible y placentera para prevenir el deterioro cognitivo. Más allá de la compañía, las mascotas se perfilan como aliados en la promoción de un envejecimiento activo y saludable, integrando lo emocional, lo físico y lo mental en un solo vínculo cotidiano.
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