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Proponen nueva clasificación para la obesidad infantil extrema: riesgo mayor al previsto

Investigadores de la Universidad de California en San Diego sugieren añadir dos nuevas categorías para identificar mejor los riesgos en menores con IMC muy elevados.

Proponen nueva clasificación para la obesidad infantil extrema: riesgo mayor al previsto

CIUDAD DE MÉXICO.- En las últimas décadas, la obesidad infantil ha aumentado de forma sostenida en todo el mundo, pero un nuevo estudio advierte sobre un fenómeno aún más preocupante: la obesidad extremadamente severa. Publicado el 16 de julio en JAMA Network Open, el análisis liderado por investigadores de la Universidad de California en San Diego propone una clasificación más detallada para identificar mejor a los niños con índices de masa corporal (IMC) extremadamente elevados, y así dimensionar el riesgo real que enfrentan.

Alerta creciente por casos más graves

Actualmente, la obesidad infantil se diagnostica cuando el IMC supera el percentil 95 en comparación con otros niños de la misma edad y sexo. A partir de ahí, se reconocen tres clases de obesidad. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere añadir dos categorías más: clase 4 (entre 160 % y 180 % del percentil 95) y clase 5 (más de 180 %). Esta nueva escala busca hacer visibles los casos más graves, que antes quedaban agrupados sin distinción.

Para su análisis, los investigadores utilizaron datos de 25,847 menores de entre 2 y 18 años, recopilados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) entre 2008 y 2023. Los resultados muestran un incremento preocupante: la obesidad extremadamente severa pasó de representar el 0.32 % en 2008 al 1.13 % en 2023, lo que equivale a un aumento del 253 % en solo 15 años.

Mayor riesgo de enfermedades crónicas

El estudio encontró que los niños clasificados en las nuevas clases 4 y 5 presentan un riesgo mucho más alto de sufrir enfermedades metabólicas. Por ejemplo, tienen siete veces más probabilidades de padecer enfermedad hepática grasa, una condición seria que puede llevar a cirrosis o cáncer de hígado. Además, enfrentan un riesgo cinco veces mayor de prediabetes o diabetes tipo 2.

Uno de los hallazgos más impactantes fue que el 100 % de los niños con obesidad clase 4 y 5 presentaba resistencia a la insulina, en comparación con el 81 % en clases 1 a 3, y solo el 27 % en niños sin obesidad. Esta condición complica el control de azúcar en la sangre y puede derivar en múltiples complicaciones de salud. También se detectó que casi la mitad de estos menores ya tienen diabetes o prediabetes, y el 85 % sufre enfermedad hepática grasa asociada a disfunción metabólica.

Estos resultados subrayan una relación directa entre obesidad extremadamente severa y un aumento considerable en problemas cardiovasculares. Más de la mitad de los niños con obesidad clase 4 o 5 cumplían los criterios para síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo típicamente asociados a adultos.

Un desafío para las políticas de salud

El estudio también reveló diferencias importantes por edad, sexo y origen étnico. La obesidad infantil extrema es más común en varones, y su prevalencia aumenta conforme los niños crecen. Además, se identificó un mayor riesgo entre adolescentes afroamericanos no hispanos y mexicano-americanos, lo que pone en evidencia las desigualdades sociales que influyen en la salud pública.

Ante este panorama, los autores del estudio proponen que los niños con obesidad clase 4 y 5 sean prioridad para recibir atención médica específica. Esto incluye tratamientos con medicamentos para bajar de peso, en caso de que las intervenciones en el estilo de vida no den resultados suficientes. Señalan que este enfoque podría generar beneficios sustanciales en términos de salud y calidad de vida.

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Finalmente, el equipo investigador considera que estos hallazgos deberían marcar un antes y un después en las políticas de prevención e intervención. La obesidad infantil extrema no es un problema aislado, sino una señal de alarma sobre un problema estructural que exige respuestas urgentes y coordinadas por parte del sistema de salud y los responsables de las políticas públicas.

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