La depresión no es tristeza: experto aclara mitos y propone nuevas estrategias
Destacó que la falta de biomarcadores dificulta el diagnóstico y que muchas personas pueden sufrir depresión de alto funcionamiento sin que su entorno lo note.
CIUDAD DE MÉXICO.- Scott Eilers, psicólogo clínico y coach de salud mental, ofreció una mirada detallada sobre la depresión en una entrevista para el pódcast Modern Wisdom, donde explicó por qué esta condición va mucho más allá de sentirse triste. Según el especialista, confundir tristeza con depresión clínica puede impedir que millones de personas reciban el apoyo que realmente necesitan. A su juicio, la depresión no es desesperanza o dolor emocional intenso, sino una sensación de vacío o entumecimiento difícil de explicar.
Una visión más profunda del trastorno
Durante la conversación con el conductor Chris Williamson, Eilers destacó que uno de los síntomas clave de esta enfermedad es la anhedonia, que consiste en la incapacidad de sentir placer. Este malestar se vincula con un mal funcionamiento en los sistemas cerebrales de recompensa, como los relacionados con la dopamina. Es por eso que actividades que antes eran agradables, como ver una película o convivir con amigos, pueden dejar de generar cualquier emoción.
La diferencia entre tristeza común y depresión clínica radica en la duración, la intensidad y el contexto. Mientras la tristeza aparece como reacción a situaciones específicas, como la pérdida de un ser querido, la depresión suele surgir sin causa aparente. “Una persona puede despertar sintiéndose devastada, aunque no haya ocurrido nada externo que lo justifique”, explicó el psicólogo.
Factores invisibles y síntomas cotidianos
Eilers señaló que la depresión es resultado de múltiples factores: biológicos, psicológicos y sociales. Desde el punto de vista neurológico, se han identificado desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Aun cuando una persona se encuentre en un entorno estable, estas alteraciones pueden hacer que su estado emocional se desplome sin razón clara.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la falta de motivación, pérdida del apetito, dificultades para dormir y aislamiento social. Además, cuando las personas deprimidas dejan de buscar recompensas por no recibir respuestas positivas durante mucho tiempo, su recuperación se complica aún más. Eilers lo describe como una especie de ciclo que se refuerza a sí mismo.
Un reto clave que enfrentan quienes padecen este trastorno es la falta de pruebas médicas claras. A diferencia de otras enfermedades, no hay biomarcadores confiables que confirmen el diagnóstico. Esto significa que la depresión puede pasar desapercibida incluso para quienes están cerca del paciente, especialmente si la persona mantiene un buen desempeño externo.
La trampa de la “depresión funcional”
Uno de los aspectos más complejos es la llamada “depresión de alto funcionamiento”. En estos casos, las personas cumplen con sus responsabilidades diarias, tienen relaciones sociales y aparentan bienestar. Sin embargo, en lo profundo, experimentan un vacío constante. “Desde fuera, parece que están mejor que la mayoría, pero por dentro sienten que algo está muy mal”, advirtió Eilers.
El psicólogo también criticó el enfoque actual de tratamiento. Según datos compartidos en el pódcast, solo entre el 50% y el 60% de los pacientes logran mejoras parciales. Además, rechazó la idea de culpar al paciente cuando los tratamientos no funcionan, señalando que aún falta mucho por entender sobre la efectividad de las terapias actuales.
La “pérdida de apalancamiento emocional” es otra forma en la que Eilers define la depresión: cuando el esfuerzo ya no produce logros emocionales ni gratificación. Esto puede llevar a que la persona actúe como si todo estuviera bien, mientras en realidad ha perdido el sentido de lo que hace.
Estrategias para avanzar, aunque no haya ganas
A lo largo del episodio, Eilers compartió varias herramientas útiles para sobrellevar la anhedonia. Una de ellas es la inversión emocional, que consiste en realizar actividades cuyos beneficios emocionales aparecen con el tiempo, no de inmediato. También recomendó la repetición de hábitos positivos, aunque no se tenga ganas, ya que pueden reactivar el placer con el paso de los días.
Otra táctica es el “stacking” o apilamiento, que implica combinar varias actividades agradables para aumentar las probabilidades de experimentar satisfacción, como hacer ejercicio y luego compartir una comida con un ser querido. Además, sugirió encontrar “resquicios” o pequeñas grietas emocionales: situaciones, personas o momentos que aún despiertan alguna respuesta positiva, por pequeña que sea.
Eilers subrayó la importancia de aceptar la depresión como una condición crónica que requiere atención constante, igual que enfermedades como la diabetes. “No podemos dejar el cuidado de la salud mental para después”, comentó. Añadió que aunque no se puede controlar todo lo que sucede en el cerebro, sí es posible aplicar estrategias que mejoren el bienestar día con día.
La clave: autocuidado constante
En su mensaje final, el especialista resumió su enfoque con una frase clara: “La habilidad con la que cuidamos de nosotros mismos es la que mantiene abierto el camino hacia el bienestar. Si ese camino está bloqueado, nada de lo que tengamos fuera podrá hacernos sentir mejor”. Para Eilers, el cuidado personal no es un lujo ni una opción secundaria, sino una necesidad vital para enfrentar la depresión.
La entrevista dejó claro que el sufrimiento emocional no siempre es evidente y que entender sus raíces biológicas y sociales puede cambiar la forma en que se trata. También mostró que el primer paso hacia una mejor salud mental puede ser simplemente aceptar que no se está bien y buscar ayuda sin culpa.
Este enfoque no solo rompe con los estigmas, sino que también ofrece esperanza: aunque la depresión sea difícil de identificar y tratar, existen caminos para convivir con ella y recuperar, poco a poco, la capacidad de disfrutar la vida.