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¿Qué influye en la primera menstruación?: Un estudio apunta al rol del abuelo y la exposición química

Investigadores hallaron que sustancias como el fenoxietanol, presente en productos comunes, están asociadas con una pubertad más temprana.

CIUDAD DE MÉXICO.- En las últimas cinco décadas, las niñas en Estados Unidos han comenzado a menstruar cada vez más temprano. Actualmente, la edad promedio para la primera menstruación ronda los 12 años, aunque algunas niñas podrían presentarla tan pronto como a los 8, de acuerdo con el sitio especializado Healthline. Esta tendencia ha generado preocupación entre especialistas debido a su posible vínculo con problemas de salud a largo plazo.

Un fenómeno que ocurre cada vez más temprano

Un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad de Endocrinología, realizada en San Francisco, sugiere que este fenómeno podría estar influido por un factor inesperado: la exposición ambiental de los abuelos, particularmente del abuelo paterno. “Las niñas están entrando en la pubertad más temprano que nunca, lo cual puede aumentar su riesgo de padecer diabetes tipo 2, obesidad, algunos tipos de cáncer y depresión”, explicó Xin Hu, investigadora de la Universidad de Emory, en un comunicado.

Para investigar esta tendencia, el equipo de Hu utilizó datos del estudio CHDS (Child Health and Development Studies), iniciado en la década de 1960. Este proyecto recolectó muestras de sangre de 249 parejas y midió miles de moléculas pequeñas que permitieron elaborar perfiles químicos y metabólicos. Luego, estos datos se compararon con la edad de inicio de la pubertad en sus hijas (247 niñas) y nietas (139 niñas), nacidas alrededor de 1990.

Químicos comunes, efectos heredados

El hallazgo más llamativo fue que, mientras la edad promedio de la primera menstruación se mantuvo estable entre abuelas y madres, se redujo en un año completo en la generación de las nietas. Los investigadores identificaron la presencia de ciertos químicos, como el fenoxietanol —un conservador común en productos de cuidado personal y alimentos—, como factores asociados a esta disminución en la edad de la pubertad.

Lo más interesante es que tanto las exposiciones químicas de las madres como de los padres influyeron en la edad en que las niñas comenzaron a menstruar. Sin embargo, fue la influencia paterna la que destacó con mayor fuerza. “El impacto del padre fue sorprendentemente fuerte”, señaló Hu, quien enfatizó la necesidad de prestar más atención a cómo los factores ambientales que afectan a los hombres pueden tener efectos en la salud de sus descendientes.

Este hallazgo sugiere que la exposición a químicos presentes en nuestro entorno puede tener consecuencias que atraviesan generaciones. Si bien antes se enfocaba la atención principalmente en las madres durante el embarazo, esta investigación resalta que el historial ambiental del padre también puede ser clave para comprender el desarrollo hormonal de sus hijas y nietas.

Implicaciones para la salud y la prevención

Los resultados de este estudio abren nuevas posibilidades para la prevención. Si se logra identificar cómo ciertos químicos afectan el desarrollo puberal, se podrían implementar estrategias más efectivas para proteger a futuras generaciones. “La prevención solo será posible si entendemos los mecanismos y consideramos tanto la línea materna como la paterna”, afirmó la investigadora.

Además, este tipo de investigaciones cobra relevancia en un contexto en el que los científicos advierten sobre la presencia creciente de sustancias nocivas en nuestro entorno, como los microplásticos o los llamados “químicos eternos”, que podrían tener un impacto duradero en la salud humana. La evidencia sugiere que estas sustancias no solo afectan a quienes las usan o consumen, sino también a sus descendientes.

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En resumen, la edad en que una niña experimenta su primera menstruación podría depender no solo de factores genéticos o de su estilo de vida actual, sino también del entorno químico al que estuvieron expuestos sus abuelos, en especial su abuelo paterno. Estos hallazgos invitan a replantear el enfoque de la salud pública y considerar que el pasado familiar podría tener más influencia de la que se pensaba.

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