Los “infartos de Hollywood” no existen: cómo el cine ha distorsionado nuestra percepción de los ataques cardíacos
Esta imagen dramática hace que muchas personas no reconozcan señales más sutiles como incomodidad, presión o malestar general, lo que retrasa la atención médica.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante décadas, la imagen del llamado “infarto de Hollywood” ha influido en la forma en que las personas entienden un ataque al corazón. Esta idea, difundida por series y películas desde los años 80 y 90, suele mostrar a alguien llevándose la mano al pecho y colapsando de manera dramática. Sin embargo, especialistas advierten que esa representación poco tiene que ver con la realidad médica.
El estereotipo en pantalla y su impacto en la salud
Una investigación reciente de la Universidad de Texas en Arlington (UTA) reveló que esta visión distorsionada puede tener consecuencias graves. Según Ann Eckhardt, profesora de enfermería y autora del estudio, muchas personas no reconocen los síntomas reales porque esperan algo más evidente: “A veces solo es una incomodidad que no se siente bien, así que la gente tiende a esperar para ver a un médico”.
El estudio utilizó el cuestionario “Chest Pain Conception Questionnaire” para medir cómo las creencias populares, reforzadas por los medios de comunicación, influyen en la capacidad de identificar un infarto. Los resultados apuntan a una necesidad urgente de corregir estos conceptos para mejorar la respuesta ante emergencias cardíacas.
Falsas ideas que retrasan la atención médica
El análisis mostró que la mayoría de las personas encuestadas —con una edad promedio de 54 años— se basan en lo que han visto en la televisión para identificar un ataque al corazón. Tres de cada cuatro participantes pensaron que el dolor siempre debía ser intenso, y más del 84% lo ubicó exclusivamente del lado izquierdo del pecho.
Además, el estudio también reveló confusión sobre las diferencias entre síntomas en hombres y mujeres. Aunque es común clasificar los síntomas femeninos como “atípicos”, Eckhardt aclaró que el dolor en el pecho es frecuente en ambos géneros, aunque la forma en que se describe o percibe puede variar.
Esta falta de información clara lleva a que muchas personas subestimen señales de alerta importantes. El malestar leve o la incomodidad general no suelen asociarse con algo grave, y eso retrasa la decisión de buscar ayuda médica oportuna, lo que puede empeorar el pronóstico del paciente.
Sensaciones reales, no solo drama
Contrario al estereotipo, los síntomas de un infarto suelen ser menos espectaculares y más difíciles de identificar. No siempre hay dolor agudo: puede tratarse de una presión o molestia leve en el pecho, o incluso de una sensación de malestar general que no se logra describir con precisión.
Los investigadores descubrieron que términos como “presión” y “opresión” se consideran más alarmantes que “incomodidad”, lo que lleva a ignorar síntomas menos evidentes pero igualmente peligrosos. Solo el 13% de los encuestados reconoció que la indigestión puede ser una señal de infarto.
Eckhardt subraya que “cuanto más esperas, más probable es que tengas consecuencias negativas después de tu infarto”. Por eso, recomienda prestar atención a una variedad de señales, que incluyen: dolor o presión en el pecho, molestias en el brazo, mandíbula o espalda, falta de aire, sudoración repentina, náuseas, mareo o debilidad inusual. La clave está en actuar sin esperar una escena de película.
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