La luz artificial nocturna y sus efectos ocultos en la salud
La exposición a la luz artificial durante la noche puede afectar mucho más que el sueño.
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante años, la exposición a la luz artificial por la noche fue vista como algo inofensivo. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a estudiar cómo este hábito cotidiano podría afectar la salud de forma más profunda de lo que se pensaba. Según investigaciones recientes, la luz nocturna no solo dificulta el descanso, sino que también interfiere en funciones básicas del cuerpo como el sistema inmunológico, el metabolismo y el estado de ánimo.
Más allá del insomnio: lo que la ciencia empieza a descubrir
El neurocientífico Randy Nelson, de la Universidad de Virginia Occidental, explicó que el cuerpo humano evolucionó en sincronía con los ciclos naturales de luz y oscuridad. Alterar ese equilibrio con luz artificial durante la noche puede provocar procesos inflamatorios, afectar la regulación emocional y alterar el funcionamiento del sistema inmune. Esto sucede porque el reloj biológico —una estructura del cerebro que regula funciones como el sueño, la temperatura corporal o el apetito— depende de la luz para mantenerse ajustado al ciclo solar.
El biólogo argentino Diego Golombek, especialista en cronobiología, explicó que este reloj interno necesita “reajustarse” cada día para seguir el ritmo natural del planeta. La doctora Sofía Luján, neuróloga y experta en medicina del sueño, añadió que este proceso depende especialmente de la luz natural, la cual envía señales al cerebro para activar o frenar diversas funciones. El problema es que muchas fuentes de luz artificial, como pantallas o focos LED, emiten luz azul que engaña al cuerpo, manteniéndolo en estado de alerta incluso de noche.
Impactos físicos, mentales y metabólicos
Diversas investigaciones asocian la exposición a luz artificial durante la noche con trastornos del sueño, desequilibrios hormonales, alteraciones metabólicas e incluso enfermedades inflamatorias. Uno de los efectos más llamativos es que puede favorecer el aumento de peso, aún sin cambios en la dieta. También se ha relacionado con problemas como la depresión, la ansiedad y la resistencia a la insulina, lo que puede derivar en síndrome metabólico.
Según la doctora Luján, estos efectos se deben a una desincronización entre el reloj biológico y el entorno. Golombek explicó que además de afectar el sueño, la luz influye en procesos no relacionados con la vista, como la secreción de hormonas, la alerta mental o los reflejos. Por eso, no solo se duerme peor, sino que también se alteran otras funciones importantes para la salud.
Un caso común es el llamado “jetlag social”: cuando se duerme tarde los fines de semana y se intenta retomar rutinas tempranas los lunes, se obliga al cuerpo a reajustarse constantemente. Esta falta de regularidad puede causar fatiga, irritabilidad y problemas digestivos. La repetición constante de este ciclo puede afectar la salud de manera sostenida, como si se viviera en un cambio de horario continuo.
Recomendaciones para proteger el reloj biológico
Tanto Golombek como Luján coinciden en que reducir la exposición a luz artificial por la noche es clave para preservar la salud. Recomiendan evitar pantallas al menos una hora antes de dormir, usar luces cálidas y tenues por la noche, mantener horarios regulares de sueño y procurar exponerse a luz natural durante las mañanas. También es útil crear un ambiente oscuro y silencioso para dormir, idealmente con cortinas opacas.
Otra recomendación es eliminar o limitar el uso de pantallas en la habitación. Algunas aplicaciones o dispositivos filtran parte de la luz azul, pero Golombek advirtió que la mayoría de estos filtros comerciales no son efectivos. Por eso, la solución más eficaz sigue siendo evitar la exposición directa a fuentes de luz brillante en la noche.
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Finalmente, el especialista resumió el mensaje principal: prestar atención al reloj biológico puede ayudarnos a estar más concentrados, de mejor humor y, sobre todo, más sanos. “La luz es el combustible del reloj biológico. Mucha luz de día, nada de luz de noche”, concluyó.