Así puedes escoger la pasta dental que realmente necesitas
Elegir la pasta dental adecuada va más allá de la estética: influye directamente en la salud bucal y general.

CIUDAD DE MÉXICO.- La salud bucal es mucho más que una cuestión estética. Cuidar los dientes y encías correctamente puede influir en la salud del corazón, el sistema digestivo, la respuesta inmunológica e incluso en el metabolismo. Por ello, mantener una higiene oral adecuada es clave para el bienestar integral.
Salud bucal y bienestar general
En este contexto, la elección de la pasta dental correcta juega un papel fundamental. No se trata solo de refrescar el aliento o tener una sonrisa blanca, sino de prevenir enfermedades como la caries, la gingivitis o el desgaste del esmalte. Con tantas opciones disponibles en el mercado, conocer sus diferencias es esencial.
Pastas con flúor, blanqueadoras, para dientes sensibles o con ingredientes naturales, son algunas de las alternativas más comunes. Cada una está diseñada para atender necesidades específicas, por lo que elegir sin información puede llevar a usar productos poco adecuados para la salud bucal de cada persona.
Componentes y tipos más comunes
La mayoría de las pastas dentales contienen agentes abrasivos como sílice hidratado o bicarbonato, surfactantes como el lauril sulfato sódico, saborizantes y, en muchos casos, flúor. Este último es uno de los ingredientes más recomendados por su efectividad contra la caries, según la odontóloga Carmen Llena Puy, de la Universidad de Valencia.
Las pastas con flúor ayudan a proteger el esmalte dental, mientras que las blanqueadoras, que incluyen peróxido de hidrógeno o bicarbonato, eliminan manchas superficiales. Sin embargo, estas últimas deben usarse con precaución para evitar el desgaste del esmalte. Las fórmulas para dientes sensibles suelen incluir compuestos como nitrato de potasio, que reducen la sensibilidad al frío o al calor.
También existen dentífricos antiplaca o antisarro, con zinc o pirofosfatos; otros con clorhexidina, útiles solo bajo recomendación profesional por su acción antiséptica; y pastas naturales o sin flúor, pensadas para personas con intolerancia o que buscan ingredientes suaves. Más recientemente, han surgido las pastas probióticas, que buscan equilibrar el microbioma oral, aunque su eficacia aún está en estudio.
Recomendaciones según cada caso
La elección del dentífrico depende del estado bucal de cada persona. Si hay antecedentes de caries, lo ideal es una pasta con al menos 1.000 ppm de flúor. En personas con ortodoncia o implantes, se recomiendan fórmulas con mayor capacidad para controlar la placa bacteriana. Y para quienes sufren de encías inflamadas, la clorhexidina puede ser útil, siempre con supervisión profesional.
Las personas con dientes sensibles deben optar por productos desensibilizantes, mientras que quienes buscan eliminar manchas pueden beneficiarse de las pastas blanqueadoras, aunque sin abusar de su uso. En el caso de los niños, se sugiere ajustar la cantidad de flúor según su edad y cepillarse siempre bajo la supervisión de un adulto, siguiendo las recomendaciones de la OMS y los NIH.
Además del tipo de pasta, el cepillado debe hacerse al menos dos veces al día, durante dos minutos, con un cepillo de cerdas suaves. Cambiar el cepillo cada tres o cuatro meses, usar hilo dental una vez al día y limpiar la lengua también forman parte de una higiene bucal completa.
Más allá del dentífrico
El cuidado bucal no se limita a la pasta dental. Existen otras herramientas y hábitos que complementan el cepillado diario. Por ejemplo, los enjuagues bucales pueden reforzar la limpieza y proporcionar frescura. También hay productos con flúor o con acción antiséptica, aunque no deben reemplazar el cepillado.
La alimentación también influye en la salud de los dientes. Comer manzanas, zanahorias o apio puede ayudar a limpiar los dientes de manera natural. Las fresas, por su contenido en ácido málico, tienen un efecto blanqueador, mientras que los lácteos aportan calcio para fortalecer el esmalte. Beber suficiente agua también estimula la producción de saliva, que actúa como defensa natural contra bacterias.
Evitar el consumo excesivo de café, vino tinto y tabaco también es recomendable, ya que estos productos tienden a pigmentar los dientes. Y, por supuesto, acudir al dentista cada seis meses permite detectar problemas a tiempo y realizar limpiezas profesionales.
Relación con la salud general
La salud de la boca no es un asunto aislado. La Organización Mundial de la Salud estima que más de 3.500 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad bucal, muchas de las cuales podrían prevenirse con una buena higiene diaria. Las consecuencias de una mala salud oral pueden ir más allá de las caries o la pérdida de dientes.
Estudios recientes han vinculado los desequilibrios en el microbioma oral con enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos digestivos. Esto refuerza la idea de que cepillarse los dientes correctamente y elegir la pasta adecuada no solo mejora la sonrisa, sino que protege al cuerpo en general.
Por eso, cada persona debe informarse y, de ser posible, consultar con su dentista antes de elegir un dentífrico. La prevención es la mejor herramienta para mantener una boca sana y, con ella, un cuerpo en equilibrio.
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