¿Para qué soñamos? Las teorías científicas detrás del misterioso mundo onírico
Un informe reciente destacó que, aunque la ciencia aún no define con certeza para qué soñamos, diversas teorías señalan que los sueños podrían ayudar a regular emociones, consolidar recuerdos, procesar traumas y resolver problemas.
CIUDAD DE MÉXICO.- Soñar es una de las experiencias más comunes del ser humano. A lo largo de la vida, las personas pasan cerca de un tercio de su tiempo durmiendo, y buena parte de ese tiempo transcurre soñando. Sin embargo, el propósito de los sueños sigue siendo un tema abierto a debate, sin una explicación definitiva desde la ciencia.
Una actividad cotidiana con muchos enigmas
Investigaciones recientes han intentado arrojar luz sobre esta incógnita, combinando herramientas de neuroimagen con enfoques de la psicología cognitiva y la psicoterapia. Según un informe de Popular Science, los sueños podrían jugar un papel clave en la salud mental, la regulación emocional y la adaptación psicológica.
Para Deirdre Barrett, investigadora de la Universidad de Harvard, no hay una sola respuesta a la pregunta sobre la función de los sueños: “Hay tantas respuestas como psicólogos del sueño”, comentó, reflejando la complejidad de este fenómeno que intriga tanto a científicos como al público en general.
Funciones posibles: memoria, emociones y traumas
Entre las teorías más conocidas se encuentran las propuestas por el psicoanálisis, la simulación de amenazas, la consolidación de la memoria y la resolución de problemas. Según Barrett, soñar sería una forma distinta de pensar, complementaria a la del estado de vigilia, lo que abre la posibilidad de que los sueños cumplan múltiples funciones al mismo tiempo.
Algunos estudios recientes se han centrado en los sueños traumáticos recurrentes, especialmente en jóvenes. Una revisión publicada en Scientific Reports identificó temas comunes como amenazas, disociación corporal, abandono y nacimientos forzados. Estos elementos parecen reflejar conflictos internos y emociones profundas.
En esta línea, el investigador Michael Schredl y su equipo hallaron que la intensidad emocional de ciertos sueños estaría relacionada con la necesidad del cerebro de ajustar y procesar vivencias difíciles. En vez de ser disfuncionales, los sueños traumáticos podrían ser mecanismos naturales para enfrentar el dolor y la ansiedad.
Desde Freud hasta la teoría evolutiva
Sigmund Freud fue pionero en proponer que los sueños tienen significados ocultos. En La interpretación de los sueños (1899), aseguró que eran expresiones simbólicas de deseos reprimidos. Aunque su teoría ha sido criticada por su falta de base científica, su legado persiste, sobre todo en el ámbito terapéutico.
Una propuesta más reciente es la teoría de la simulación de amenazas, planteada por el neurocientífico Antti Revonsuo. Esta sugiere que los sueños funcionan como simulacros que preparan al cerebro para enfrentar peligros reales, algo que sería útil desde el punto de vista evolutivo.
Sin embargo, no todos los estudios respaldan esta idea. Por ejemplo, investigaciones comparativas entre niños kurdos en zonas de conflicto y otros en contextos pacíficos revelaron diferencias en el contenido onírico. Pero otros trabajos, como uno en Sudáfrica, encontraron menos sueños amenazantes en lugares con alta criminalidad, lo que pone en duda su aplicabilidad universal.
Emociones, creatividad y resolución de problemas
Otra teoría importante es la de la consolidación de la memoria, que plantea que mientras dormimos, el cerebro organiza los recuerdos recientes e integra nueva información con experiencias anteriores. Este proceso se vincula con la actividad del hipocampo y la neocorteza, lo que podría explicar la mezcla de elementos extraños en los sueños.
También se ha observado que los sueños tienen un rol en la regulación emocional. Algunas investigaciones muestran que soñar con eventos difíciles puede ayudar a procesarlos mejor. Por ejemplo, personas que soñaban con sus exparejas tras una ruptura mostraban una recuperación emocional más rápida, especialmente si los sueños eran vívidos.
Además, ciertos sueños podrían actuar como una especie de terapia nocturna, disminuyendo el miedo en la vida diaria. Quienes tienen sueños frecuentes sobre situaciones temidas muestran menos reactividad emocional ante esos miedos cuando están despiertos, según algunos especialistas.
El sueño como fuente de ideas y creatividad
Varios expertos sostienen que los sueños también pueden ayudar a resolver problemas. En este estado, el cerebro está menos atado a la lógica y más abierto a asociaciones creativas. Este enfoque explicaría por qué a veces las personas despiertan con soluciones o ideas claras sobre asuntos que las preocupaban.
Hay ejemplos famosos de descubrimientos inspirados en sueños: Mary Shelley habría imaginado partes de Frankenstein mientras dormía, el químico August Kekulé soñó con la estructura del benceno, y Dmitri Mendeléyev concibió la tabla periódica tras una experiencia onírica. Aunque anecdóticos, estos casos ilustran el potencial creativo de los sueños.
Así, los sueños podrían ofrecer un espacio mental donde la mente conecta ideas de forma libre, facilitando la aparición de soluciones innovadoras y pensamientos que en vigilia serían más difíciles de alcanzar.
Una experiencia compleja y aún sin respuesta final
A pesar de los avances científicos y psicológicos, aún no existe un consenso sobre para qué sirven los sueños. Según el análisis de Popular Science, es probable que no tengan una única función, sino que su utilidad varíe según la persona, el contexto y el contenido del sueño.
El estudio de los sueños sigue siendo un campo en expansión, con múltiples enfoques que se complementan. Desde lo biológico hasta lo emocional, lo terapéutico y lo creativo, los sueños siguen siendo un terreno fértil para entender mejor cómo funciona la mente humana mientras duerme.
Aunque el misterio no se ha resuelto por completo, las investigaciones actuales aportan pistas valiosas que permiten ver a los sueños no como simples fantasías nocturnas, sino como una parte activa y significativa de la vida mental.