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Apodos cariñosos que parecen amor, pero podrían ser una señal de ruptura

El psicólogo Mark Travers explica que estos términos pueden crear una falsa sensación de intimidad y servir para evitar conflictos.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque llamar “bebé” o “cariño” a la pareja suele considerarse una señal de afecto, algunos especialistas advierten que ciertos apodos podrían esconder dinámicas poco saludables. El psicólogo Mark Travers, egresado de la Universidad de Cornell, señala que este tipo de lenguaje puede dar una falsa impresión de intimidad emocional, sobre todo cuando se usa como un mecanismo de evasión.

El lado oculto de las palabras dulces

Travers, en entrevista para Psychology Today, explicó que aunque los apodos activan la liberación de oxitocina —la llamada “hormona del amor”—, también pueden crear una ilusión de cercanía que no siempre corresponde con el nivel real de compromiso entre dos personas. Esto es especialmente preocupante cuando los apodos aparecen demasiado pronto o sustituyen conversaciones importantes.

Según el experto, los términos “bebé”, “cariño” y “ángel” son algunos de los más utilizados en relaciones que podrían estar basadas más en la evasión emocional que en una conexión genuina. Estas expresiones, si se usan sin una base sólida de confianza, pueden volverse un disfraz que evita enfrentar los verdaderos retos del vínculo.

Simulación de cercanía y evasión de conflictos

Usar “bebé” o “nena” en las primeras etapas de una relación puede parecer inofensivo, pero Travers advierte que podría estar simulando una intimidad que aún no se ha construido. Esto puede generar un apego emocional prematuro, lo que complica evaluar con claridad si existe un compromiso real por parte de la otra persona.

El uso frecuente de “cariño” también podría tener un lado negativo. Frases como “no te preocupes por eso, cariño” pueden ser utilizadas para minimizar las emociones del otro o evitar abordar temas incómodos. Esta actitud forma parte de lo que se conoce como infantilización emocional, es decir, tratar a la pareja como si fuera demasiado sensible o poco razonable.

Esta dinámica puede dañar la salud mental, especialmente cuando se repite durante discusiones o situaciones de estrés. A largo plazo, la falta de diálogo sincero y validación emocional puede erosionar la confianza y el bienestar dentro de la relación.

“Ángel” y las relaciones intermitentes

Otro apodo que podría representar una trampa emocional es “ángel”, en especial cuando se usa para calmar tensiones después de un conflicto. Según Travers, frases como “mi ángel, no te enojes” pueden parecer tiernas, pero funcionan como una forma de apaciguamiento emocional que evita enfrentar los problemas de fondo.

Este tipo de expresiones alivian momentáneamente, pero si sustituyen el trabajo emocional profundo, la relación puede debilitarse con el tiempo. Resolver un desacuerdo con una palabra cariñosa, sin haber conversado el motivo del malestar, impide que la pareja crezca y se fortalezca.

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Además del uso del lenguaje afectivo, el profesor Kale Monk, de la Universidad de Missouri, recomienda prestar atención a las relaciones intermitentes, aquellas que terminan y vuelven constantemente. Sus estudios indican que estos vínculos presentan mayores índices de abuso emocional, baja comunicación y falta de compromiso, señales claras de que algo no marcha bien.

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