Personas con trastornos mentales tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades dentales, según nuevo estudio
Un análisis de universidades australianas reveló que las personas con trastornos mentales graves tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades dentales, lo que afecta su calidad de vida, autoestima y salud general.
CIUDAD DE MÉXICO.- La relación entre la salud mental y la salud bucodental es más estrecha de lo que suele pensarse. Sin embargo, este vínculo pasa desapercibido tanto para pacientes como para muchos profesionales de la salud. Un análisis publicado en The Conversation por investigadores de universidades australianas advierte que las personas con trastornos mentales graves enfrentan mayores riesgos de sufrir problemas dentales, lo cual impacta directamente su calidad de vida.
Riesgos poco conocidos, consecuencias profundas
Según el informe, elaborado por expertos de la Universidad Griffith, La Trobe y Queensland, quienes padecen trastorno bipolar o esquizofrenia tienen hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar enfermedad periodontal y casi el triple de riesgo de perder todos sus dientes, en comparación con la población general. Este deterioro bucal afecta funciones esenciales como la alimentación y el habla, pero también influye en la autoestima, las relaciones sociales y el bienestar emocional.
Los problemas dentales en estos pacientes pueden convertirse en una fuente adicional de angustia. Gestos tan cotidianos como sonreír o conversar pueden provocar incomodidad, favoreciendo el aislamiento social y agravando el malestar psicológico. La salud mental deteriorada puede derivar en el descuido de la higiene bucal, y a su vez, los problemas orales pueden reforzar el malestar emocional, creando un ciclo difícil de romper.
Problemas que trascienden la boca
El estudio también reveló que las afecciones dentales son la tercera causa más común de hospitalizaciones evitables entre personas con enfermedades mentales graves. Además, se vinculan con otros padecimientos crónicos como diabetes, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo. Esto se debe, en parte, a que las bacterias de las encías pueden provocar inflamación sistémica, afectando distintos órganos del cuerpo.
Según Santosh Tadakamadla, director de Odontología en la Universidad La Trobe, hay factores sociales compartidos que explican esta conexión. El desempleo, el aislamiento y la inseguridad habitacional son determinantes que deterioran tanto el estado de ánimo como la salud oral. A esto se suma el acceso limitado a tratamientos médicos, una dieta desequilibrada y hábitos de higiene deficientes.
Incluso la búsqueda de empleo puede verse afectada por la salud bucal. Problemas visibles en la dentadura, dolor constante o miedo al rechazo pueden obstaculizar la reinserción laboral. Así, la falta de atención dental no solo afecta lo físico, sino que también contribuye a un círculo de exclusión y vulnerabilidad.
Necesidad de una atención integral
La relación entre la salud bucodental y la mental es bidireccional: los síntomas psiquiátricos pueden dificultar el cuidado oral diario y, al mismo tiempo, los problemas dentales pueden dañar la autoestima. Además, algunos medicamentos para tratar trastornos mentales pueden reducir la producción de saliva o aumentar el deseo de consumir azúcar, lo que eleva el riesgo de caries.
Ante esta situación, los autores del estudio desarrollaron un programa educativo breve en línea para promover la higiene oral en adultos jóvenes con trastornos mentales. Los resultados mostraron que una intervención sencilla puede mejorar los conocimientos y las actitudes, favoreciendo el bienestar general.
A pesar de estos avances, el acceso a la atención odontológica sigue siendo limitado, sobre todo en sectores vulnerables. Muchos pacientes no reciben atención hasta que los problemas dentales se agravan, lo que exige tratamientos más invasivos y costosos.
Hacia un nuevo enfoque en salud pública
Para enfrentar esta realidad, los expertos propusieron adoptar un enfoque interdisciplinario en los sistemas de salud. Esto implica integrar a profesionales de la salud mental y odontólogos en equipos conjuntos, capaces de atender simultáneamente ambas dimensiones del bienestar.
También hicieron un llamado a reforzar la financiación pública para la prevención, la promoción de la salud y la atención oportuna. La colaboración entre servicios de salud y redes comunitarias puede marcar la diferencia en la vida de muchas personas, especialmente aquellas que viven con trastornos mentales.
Reconocer la conexión entre la mente y la boca no es solo una cuestión médica, sino un paso hacia una atención más humana, completa y justa para quienes más lo necesitan.