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Manos y pies fríos: ¿cuándo se trata de un síntoma que debe atenderse?

Sentir manos o pies fríos con frecuencia puede ser más que una simple reacción al clima.

Manos y pies fríos: ¿cuándo se trata de un síntoma que debe atenderse?

CIUDAD DE MÉXICO.- Sentir las manos o los pies fríos es algo común, sobre todo en ambientes con baja temperatura o en personas más sensibles al clima. Sin embargo, cuando esta sensación aparece de manera frecuente o sin una causa clara, podría ser una señal de alerta del cuerpo. Detrás de este síntoma pueden esconderse problemas circulatorios, hormonales o del sistema nervioso.

Una reacción natural, pero no siempre inofensiva

Según especialistas de la Cleveland Clinic, el cuerpo prioriza proteger los órganos vitales al disminuir el flujo sanguíneo en las extremidades cuando hay frío. Esta respuesta automática se da mediante la vasoconstricción, es decir, el estrechamiento de los vasos sanguíneos. Las manos y los pies, por estar lejos del centro del cuerpo y tener poco aislamiento térmico, son los primeros en enfriarse.

No obstante, cuando este fenómeno se vuelve persistente, puede provocar daños en los tejidos por la falta prolongada de oxigenación. Además, si el frío se acompaña de otros síntomas como entumecimiento, dolor, sensibilidad al tacto o cambios de color en la piel, es recomendable acudir con un médico para descartar una condición médica de fondo.

Causas médicas posibles detrás del síntoma

El doctor Daniel López Rosetti, en declaraciones para Infobae, menciona que una de las causas podría ser la enfermedad arterial periférica, que afecta la circulación adecuada de la sangre hacia las manos. Otra razón frecuente es el hipotiroidismo, una alteración hormonal que ralentiza el metabolismo, lo cual reduce la capacidad del cuerpo para generar calor.

La anemia también puede estar relacionada con esta sensación, ya que limita la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos. Esto puede generar síntomas como debilidad, fatiga y, en algunos casos, frialdad en las extremidades. Incluso el estrés crónico puede ser un factor, ya que eleva la producción de adrenalina, hormona que contrae los vasos sanguíneos y disminuye la temperatura de la piel.

Además, otras condiciones como la diabetes, el lupus, la esclerodermia y algunos medicamentos pueden contribuir al enfriamiento constante de las manos o los pies. Por eso, los especialistas recomiendan prestar atención si la frialdad es persistente y va acompañada de otros síntomas visibles o molestos.

Raynaud: cuando el frío es un reflejo de otra enfermedad

Una causa común, pero poco conocida, de las manos frías es el Síndrome de Raynaud. Esta condición provoca que los pequeños vasos sanguíneos de los dedos se contraigan exageradamente ante el frío o el estrés, limitando el flujo sanguíneo. Durante un episodio, los dedos pueden cambiar de color (blanco, azul y luego rojo) y sentirse entumecidos o doloridos.

Existen dos tipos de Raynaud: el primario, que suele aparecer en personas jóvenes y no está relacionado con otras enfermedades, y el secundario, que puede estar asociado a padecimientos autoinmunes como el lupus o la esclerodermia. Este último aparece con mayor frecuencia después de los 40 años y suele ser más severo.

En casos extremos, el Raynaud puede derivar en úlceras o necrosis si el flujo de sangre se detiene completamente. Para prevenir complicaciones, se aconseja evitar el frío directo, usar guantes térmicos, protegerse incluso dentro de casa o en oficinas con aire acondicionado y tomar precauciones al manipular objetos fríos, como sacar comida del congelador.

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