Dolor en las alturas: el impacto de los “dolores de cabeza de avión” en los viajeros
Los dolores de cabeza provocados por los vuelos afectan a 1 de cada 12 personas y pueden causar molestias tan intensas que algunos evitan viajar en avión.

CIUDAD DE MÉXICO.- Volar puede parecer una forma rápida de escapar en vacaciones, pero para muchas personas también significa lidiar con un malestar poco conocido: los dolores de cabeza provocados por los vuelos. Estudios sugieren que uno de cada 12 pasajeros sufre este tipo de dolor, tan intenso y repentino que algunos desarrollan miedo a volar. Incluso se han reportado casos extremos, como el de una mujer de 28 años que, debido a la intensidad del dolor que sentía después de aterrizar, optó por tomar trenes para sus viajes de trabajo, según un informe publicado en el Journal of Medical Case Reports.
Una molestia poco conocida pero frecuente
El llamado “dolor de cabeza de avión” se caracteriza por una punzada aguda, generalmente en un solo lado de la frente, que aparece sin previo aviso. Aunque puede ocurrir en cualquier momento del vuelo, es más común durante el descenso. A diferencia de las migrañas, estos dolores suelen durar poco tiempo y desaparecen en unos 30 minutos. El fenómeno fue descrito por primera vez en 2004, y en 2013 fue reconocido oficialmente por la Sociedad Internacional de Cefaleas como una condición médica relacionada con los viajes aéreos.
Más allá del dolor físico, estos episodios pueden alterar por completo la experiencia de volar. Encuestas revelan que el 28% de quienes padecen esta condición han considerado cancelar sus viajes por miedo a otro ataque. Algunos lo piensan ocasionalmente y un pequeño porcentaje siempre evita volar. Además, casi la mitad de los afectados afirma que estos dolores interrumpen actividades recreativas durante el vuelo, como ver películas o leer.
Posibles causas y efectos emocionales
Aunque aún no se conocen con certeza las causas del dolor de cabeza de avión, hay dos principales teorías. La primera sugiere que los cambios de presión en la cabina durante el despegue o aterrizaje dilatan las arterias cerebrales, lo que podría provocar una baja de presión en el cerebro y generar ese dolor agudo. La segunda teoría apunta a que esas mismas variaciones de presión causan inflamación en los senos paranasales, lo que explicaría la sensación intensa.
Más allá del origen físico, el impacto emocional también es significativo. Muchas personas no solo experimentan dolor, sino también ansiedad y estrés relacionados con el vuelo. De hecho, se estima que hasta un 12% de los afectados evitan por completo los aviones, lo que puede afectar su vida profesional, personal o familiar. Este tipo de reacción se considera una conducta de evitación derivada del malestar que genera la condición.
Además del temor a repetir el dolor, se suma la frustración de no poder relajarse en el trayecto. Las estadísticas muestran que un porcentaje importante de pasajeros se ve obligado a interrumpir sus actividades de descanso debido a estos dolores, lo que hace que el viaje, en vez de ser un momento placentero, se convierta en una experiencia desagradable.
Estrategias para prevenir el malestar
Aunque no existe una cura definitiva, hay formas de prevenir o al menos reducir la intensidad de estos dolores. Algunos viajeros han encontrado alivio tomando medicamentos específicos antes del vuelo, como triptanes o antiinflamatorios no esteroides (AINES). En el caso clínico antes mencionado, la mujer logró reducir el dolor con rimegepant (comercializado como Nurtec ODT), tomándolo media hora antes del despegue.
También pueden ser útiles los descongestionantes nasales o aerosoles con esteroides para aliviar la presión en los senos paranasales. Otros métodos caseros incluyen masticar chicle o usar tapones para los oídos durante el despegue y aterrizaje. Estas acciones ayudan a estabilizar la presión y podrían prevenir el inicio del dolor.
Finalmente, los cuidados básicos no deben pasarse por alto. Mantenerse hidratado, descansar bien y controlar el estrés son factores clave para prevenir cualquier tipo de dolor de cabeza, incluyendo los que se presentan en las alturas. Tomar estas precauciones puede marcar la diferencia entre un viaje tranquilo y una experiencia para olvidar.
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