Consejos respaldados por la ciencia para una vida longeva y saludable
Las personas que superan los cien años suelen compartir hábitos saludables más allá de la genética.

CIUDAD DE MÉXICO.- A medida que el mundo envejece, crece el interés por entender qué permite a algunas personas vivir más de cien años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2030 una de cada seis personas tendrá más de 60 años, lo que ha impulsado numerosas investigaciones sobre longevidad. Más allá de la genética, los estudios destacan que ciertos hábitos cotidianos pueden jugar un papel decisivo.
Más allá de los genes: claves respaldadas por la ciencia
El doctor François Peinado, especialista en urología y andrología, explica que si bien la genética y el sistema inmunológico influyen, el estilo de vida, la alimentación y las relaciones sociales son elementos clave. Según explicó en la revista SportLife, muchos de estos hábitos son accesibles y fáciles de integrar a la rutina diaria.
Entre las recomendaciones más destacadas figura la actividad física regular. Investigadores británicos han demostrado que solo 10 minutos de caminata diaria pueden aumentar la esperanza de vida en adultos mayores. Sin embargo, el sedentarismo sigue siendo común: datos de la OPS muestran que casi el 30% de los adultos no se mueve lo suficiente.
El valor del descanso y los vínculos humanos
Otro factor fundamental es la calidad del sueño. Dormir al menos siete horas por noche mejora el sistema inmunológico, regula el metabolismo y protege el equilibrio hormonal. Esto reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, caídas y trastornos emocionales, según advierte la National Sleep Foundation.
El aislamiento social también afecta la salud. Investigaciones publicadas en Nature Human Behaviour entre 2023 y 2025 muestran que la soledad puede aumentar el riesgo de muerte prematura y deterioro cognitivo. Las relaciones cercanas, en cambio, actúan como una barrera protectora contra enfermedades mentales y físicas.
Por otro lado, tener una vida social activa puede influir en marcadores biológicos asociados a la inflamación y el envejecimiento. Así, cuidar los vínculos emocionales no es solo una cuestión de bienestar psicológico, sino una estrategia concreta para mejorar la salud física a largo plazo.
Nutrición, revisiones médicas y propósito de vida
La alimentación también juega un papel central. Dietas como la mediterránea, vegetal o cetogénica se relacionan con una mayor longevidad. Además, el ayuno intermitente ha demostrado beneficios en la sensibilidad a la insulina, la reducción de la inflamación y la limpieza celular, según The New England Journal of Medicine.
Evitar alimentos ultraprocesados y optar por comidas ricas en frutas, verduras y proteínas de calidad es una recomendación constante entre expertos. El exceso de comida chatarra afecta el sistema hormonal y el inmunológico, lo que a largo plazo puede favorecer enfermedades metabólicas, cardiovasculares y neurológicas.
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Finalmente, tener un propósito de vida puede ser tan importante como cualquier otro hábito saludable. Estudios indican que sentir que se contribuye al bienestar propio o colectivo mejora el bienestar emocional y físico. A esto se suma la importancia de realizar chequeos médicos frecuentes, lo cual permite detectar y corregir a tiempo posibles problemas de salud.
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