¿A qué distancia tendrías que estar para sobrevivir a una explosión nuclear? Esto dice la ciencia
La radiación, las ondas de choque y el calor extremo pueden alcanzarte incluso a decenas de kilómetros del epicentro.
Tras el reciente ataque de Estados Unidos a Irán, han resurgido temores sobre una posible escalada global que incluya el uso de armas nucleares, uno de los mayores riesgos para la humanidad.
Las bombas atómicas actuales son mucho más potentes que las utilizadas en la Segunda Guerra Mundial. Algunas, como las bombas de fusión o termonucleares, pueden ser hasta 80 veces más poderosas que la de Hiroshima. Sabemos que el caso más reciente de prueba fue el de Corea del Norte en 2016, que provocó terremotos de magnitud 6.3 y 4.6 por su detonación subterránea de hasta 100 kilotones.
Su existencia —y las crecientes tensiones internacionales— mantienen vigente la pregunta: ¿a qué distancia habría que estar para sobrevivir a una explosión nuclear?
El poder destructivo: luz, calor y ondas expansivas
Una explosión nuclear libera su energía en distintas formas. El 35% se emite como radiación térmica, que viaja casi a la velocidad de la luz. Esto provoca un destello de luz cegadora y una oleada de calor casi instantánea.
Según el canal AsapSCIENCE, una bomba de un megatón —80 veces más potente que la de Hiroshima, aunque más débil que las modernas— provocaría ceguera inmediata a las personas en un radio de 21 kilómetros, incluso en un día soleado. En la oscuridad, hasta quienes estén a 85 kilómetros quedarían cegados temporalmente.
En el lugar exacto de la explosión, las temperaturas pueden alcanzar 300,000 grados Celsius, unas 300 veces más que la temperatura necesaria para cremar un cuerpo humano. Es la zona donde nadie podría sobrevivir.
En distancias cercanas al epicentro, el calor sería letal:
- A 11 km, se sufrirían quemaduras de primer grado.
- A 8 km, las quemaduras serían de tercer grado, con riesgo de muerte si no se recibe atención médica urgente.
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Edificios colapsados, vientos extremos y presión letal
La bomba también generaría una onda expansiva capaz de derribar edificios:
- A 6 km, los edificios soportarían 180 toneladas métricas de presión, y los vientos alcanzarían 255 km/h.
- A solo 1 km del epicentro, los vientos superarían los 750 km/h, y la presión sería cuatro veces más intensa, aplastando estructuras y lanzando escombros a alta velocidad.
Sobrevivir en estas condiciones es prácticamente imposible. Pero si alguien lo lograra, aún enfrentaría niveles letales de radiación y lluvia radiactiva.
El enemigo invisible: la lluvia radiactiva
Después de la explosión, llega la lluvia radiactiva, una mezcla tóxica de polvo y residuos radiactivos. Estos pueden viajar cientos de kilómetros con el viento, contaminar cosechas, cuerpos de agua, animales y personas, como ocurrió tras el accidente de Chernóbil en 1986.
En explosiones sobre agua o subterráneas, el material irradiado se pulveriza y se esparce aún más fácilmente, como ocurrió durante la prueba Castle Bravo, donde incluso coral calcinado cayó como polvo blanco sobre embarcaciones.
Más allá de los efectos inmediatos, la lluvia radiactiva puede causar envenenamiento, bloquear la luz solar y provocar un descenso global de temperaturas, fenómeno conocido como “invierno nuclear”.
Un informe del Departamento de Seguridad Nacional de EU estima que, en una explosión de 10 kilotones, la radiación letal puede extenderse hasta 6 millas (9,6 km) desde el epicentro, y el daño por calor y ondas expansivas superaría 1.5 millas (2,4 km).
La radiación también puede provocar desde cáncer de tiroides hasta enfermedades psicológicas a largo plazo.
¿Se puede sobrevivir?
Kathryn Higley, profesora de ciencias nucleares en la Universidad Estatal de Oregón, explicó a Business Insider que la posibilidad de sobrevivir depende de múltiples factores, como:
“El tamaño del arma, la topografía, la ubicación exacta y hasta quién esté a favor del viento”.
Incluso lejos del epicentro, los riesgos de colapsos estructurales, incendios, quemaduras y exposición a radiación siguen siendo altos.
Además, si la bomba explota a nivel del suelo, se genera más lluvia radiactiva, mientras que una explosión aérea tiene un radio de destrucción más amplio pero menor caída de partículas. Sin embargo, ambas representan una amenaza letal.
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¿Qué zonas serían las más afectadas?
Una simulación de la Universidad de Princeton en 2019 mostró que un hipotético conflicto nuclear entre Estados Unidos y Rusia causaría 91.5 millones de muertos en pocas horas, sin contar los efectos posteriores por cáncer, hambruna y colapso ecológico.
Según un análisis de FEMA, las zonas más vulnerables en EU durante un ataque serían:
- Toda la costa este, incluyendo Nueva York y Washington D.C.
- En la costa oeste, especialmente California.
- El estado de Florida en su totalidad.
En contraste, zonas rurales del medio oeste o las Montañas Rocosas serían menos propensas a un impacto directo. Sin embargo, el efecto del invierno nuclear haría que muchas de estas zonas se volvieran inhabitables con el tiempo.
¿Qué sigue si sobrevives al impacto?
Sobrevivir a una explosión nuclear es poco probable si estás cerca del epicentro. Pero incluso si se logra, la exposición a la radiación, la falta de servicios básicos y el colapso ambiental harían casi imposible la vida normal. Se estima que:
- La mayoría de los sobrevivientes necesitaría refugiarse por al menos una semana para evitar la exposición más peligrosa.
- Una guerra limitada, como entre India y Pakistán, podría poner en riesgo de hambruna a más de 1,000 millones de personas.
- Una guerra entre grandes potencias podría llevar a la extinción del 90% de la población mundial por hambre en los siguientes años.