Lo que comen los niños en las fiestas de cumpleaños podría impactar su salud nutricional, advierten expertos

CIUDAD DE MÉXICO.- Los cumpleaños infantiles suelen estar llenos de alegría, juegos y una gran variedad de alimentos que encantan a los niños. Sin embargo, estos festejos también pueden ser fuente de un exceso calórico preocupante. Un solo evento puede aportar entre 1,200 y 1,800 calorías, mayormente provenientes de productos ultraprocesados como golosinas, refrescos, galletas y frituras, con escaso valor nutricional.

Calorías ocultas en cada festejo

De acuerdo con especialistas en nutrición pediátrica, si un niño asiste a unos 20 cumpleaños al año, podría llegar a acumular entre 24,000 y 36,000 calorías extra, lo que se traduce en un posible aumento de entre 3 y 5 kilos de peso corporal anualmente. Esta cantidad representa una sobrecarga para su cuerpo, especialmente si no hay un balance con una dieta saludable y actividad física.

Mariana Raspini, licenciada en Nutrición e integrante del grupo PROFENI, advierte que un niño de entre 6 y 10 años requiere de 1,600 a 2,200 calorías al día. Consumir casi toda esa cuota en una sola fiesta, y además con alimentos poco nutritivos, genera un desequilibrio importante en la salud infantil.

Consecuencias del exceso calórico

Los efectos de esta acumulación de calorías no solo se reflejan en la báscula. Raspini explica que por cada 7,700 calorías de más que el cuerpo no utiliza, se almacena un kilo de grasa corporal. Esto provoca inflamación interna y altera el metabolismo, especialmente las señales de hambre y saciedad, generando un círculo vicioso que lleva al niño a preferir alimentos ricos en azúcares y grasas saturadas.

Actualmente, el 43% de los niños en edad escolar en Argentina presenta sobrepeso u obesidad, una cifra alarmante que se relaciona directamente con hábitos alimenticios poco saludables y la falta de ejercicio físico. Esta situación puede tener consecuencias a largo plazo, como diabetes tipo 2, hipertensión y otros problemas metabólicos.

Además de las calorías vacías, los productos ultraprocesados carecen de nutrientes esenciales como fibra, vitaminas, minerales y proteínas, lo que limita el desarrollo físico y cognitivo adecuado. Este patrón alimentario, cuando se mantiene en el tiempo, dificulta que los niños adquieran hábitos saludables.

Propuestas para un festejo más saludable

Lejos de eliminar las celebraciones, los expertos de PROFENI proponen transformar la forma en que se organizan las fiestas infantiles. Romina Lambert, médica pediatra y nutricionista, señala que “un cumpleaños saludable no tiene que ser menos divertido”, y destaca la importancia de ofrecer opciones nutritivas que resulten igualmente atractivas para los niños.

Algunas ideas incluyen snacks como palitos de verduras con dips de yogur, brochetas de frutas, gelatina sin azúcar con frutas, minisándwiches integrales o pochoclos caseros sin azúcar ni manteca. También se pueden preparar pizzetas con ingredientes frescos o pinchos de queso con tomate cherry y albahaca.

Además de modificar la mesa de alimentos, los especialistas sugieren fomentar momentos de movimiento durante el festejo. Juegos activos y dinámicos ayudan a quemar energía, promueven el bienestar físico y contribuyen a una relación más saludable con el cuerpo desde la infancia.

Reeducar los festejos, tarea de todos

La transformación de los cumpleaños infantiles requiere del compromiso de organizadores, familias y escuelas. María Elena Torresani, licenciada en Nutrición, remarca la importancia de ofrecer alternativas atractivas y nutritivas, en lugar de recurrir siempre a dulces y productos empaquetados que predominan en las fiestas tradicionales.

También se pueden repensar los obsequios. En lugar de entregar bolsitas con golosinas, se pueden considerar pequeños juguetes, libros para colorear o materiales escolares. Estos detalles no solo evitan el consumo excesivo de azúcar, sino que pueden incentivar la creatividad y el movimiento.

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En resumen, los cumpleaños pueden seguir siendo momentos de alegría, pero también representan una oportunidad para fomentar hábitos saludables. Con creatividad, equilibrio y planificación, es posible lograr festejos que cuiden la salud de los niños sin restarles diversión.