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La amusia: el trastorno neurológico que impide disfrutar de la música

Afecta entre el 1.5% y el 4% de la población y no debe confundirse con la sordera o la falta de oído musical.

La amusia: el trastorno neurológico que impide disfrutar de la música

CIUDAD DE MÉXICO.- La música suele estar presente en casi todos los momentos importantes de la vida: celebraciones, viajes, rupturas, reuniones y hasta durante el trabajo. Sin embargo, no todas las personas pueden procesarla de manera normal. Quienes padecen amusia, un trastorno neurológico poco conocido, tienen dificultades para percibir melodías, ritmos o tonos. Aunque pueden oír sonidos y voces, no logran identificar si algo está desafinado o fuera de tono.

Cuando la música no se escucha igual

Según la Clínica Universidad de Navarra, no se trata de sordera ni de la conocida “falta de oído musical”, sino de un problema en el cerebro. Estudios científicos explican que la amusia está relacionada con una desconexión entre ciertas regiones cerebrales, especialmente en el hemisferio derecho, que son responsables del procesamiento musical. Se estima que entre el 1.5% y el 4% de la población podría padecer este trastorno.

Desde la década de 1980, la neuropsicología musical ha logrado importantes avances para entender mejor este fenómeno. Aunque en personas jóvenes puede intentarse un entrenamiento para mejorar la percepción musical, en adultos la situación suele ser permanente. En los casos más graves, la música no solo no se reconoce, sino que incluso puede resultar molesta o dolorosa al oído.

Cómo se detecta y qué síntomas presenta

La amusia puede afectar diferentes partes del cerebro, como el lóbulo temporal, frontal o la corteza auditiva. Una persona con este trastorno puede tener problemas para reconocer letras cuando están acompañadas de música. Los síntomas más comunes incluyen no identificar melodías conocidas, dificultad para cantar afinado o reconocer ritmos, así como experimentar rechazo emocional hacia la música.

Investigaciones recientes han demostrado que la amusia congénita se debe a una menor conectividad entre ciertas áreas del cerebro. Esta desconexión impide que los sonidos musicales sean procesados de forma significativa, aunque sí se escuchan. Por eso, quienes la padecen no tienen problemas auditivos, sino que no pueden interpretar musicalmente lo que oyen.

Para detectar esta condición, se utiliza el Protocolo de Evaluación de Amusia de Montreal (MBEA), que analiza seis aspectos del procesamiento musical: escala, contorno, intervalo, ritmo, métrica y memoria musical. Aunque muchas personas pueden vivir con amusia sin saberlo, este tipo de pruebas ayuda a identificar el trastorno y diferenciarlo de otros problemas auditivos.

Diferencias entre amusia congénita y adquirida

Existen dos tipos principales de amusia: congénita y adquirida. La primera es hereditaria y suele detectarse desde la infancia. Diversos estudios han confirmado que un alto porcentaje de familiares directos de personas con amusia congénita presentan también esta condición, lo que indica un fuerte componente genético.

Por otro lado, la amusia adquirida aparece después de una lesión cerebral, generalmente en el lóbulo temporal o frontal. Dependiendo del hemisferio afectado, la recuperación puede variar. Las lesiones en el lado derecho tienden a provocar trastornos más persistentes, mientras que si el daño está en el hemisferio izquierdo, hay más posibilidades de mejorar con rehabilitación.

Tanto en los casos genéticos como en los adquiridos, la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente. Algunas personas solo presentan dificultades leves para seguir el ritmo de una canción, mientras que otras no pueden reconocer ni una sola melodía.

Impacto emocional y nuevas herramientas de detección

Aunque se trata de un trastorno poco conocido, la amusia puede afectar el bienestar emocional y social de quien la padece. La música cumple un papel central en muchas situaciones cotidianas, por lo que las personas amúsicas pueden sentirse excluidas o incomprendidas en entornos donde la música es clave. En algunos casos, esto puede provocar frustración, aislamiento o baja autoestima.

En años recientes, han surgido aplicaciones digitales que permiten detectar indicios de amusia mediante pruebas interactivas. Estas herramientas no reemplazan el diagnóstico profesional, pero sí pueden servir como una primera señal para quienes sospechan tener dificultades con la música. La investigación científica continúa explorando también posibles conexiones entre la amusia y otros trastornos del lenguaje o la percepción auditiva.

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A pesar de las limitaciones, algunas personas con amusia congénita aún pueden experimentar emociones ante la música. Un estudio reciente demostró que incluso si no recuerdan bien una melodía, sí reconocen mejor aquellas que les generaron agrado previamente. Esto sugiere que el vínculo entre música y emoción podría mantenerse, aunque la memoria musical esté afectada.

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