¿Qué revela una persona que disfruta el olor a libro nuevo? Esto dice la psicología
Oler un libro nuevo no es solo una costumbre curiosa, sino un gesto con fondo psicológico.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque a simple vista oler un libro nuevo puede parecer una simple costumbre, este hábito tiene un trasfondo más profundo. De acuerdo con la firma Global English Editing, las personas que disfrutan de esta acción comparten varios rasgos de personalidad, ligados tanto a su forma de sentir como de conectarse con el mundo. No se trata solo de una reacción instintiva, sino de una manera particular de experimentar la lectura.
Oler un libro nuevo: un gesto común con significado psicológico
Entre los principales rasgos destacan la búsqueda de experiencias sensoriales, el gusto por los detalles y la nostalgia. Quienes huelen los libros suelen ser personas que disfrutan del tacto, los aromas y otros estímulos, lo que les permite conectar emocionalmente con el momento de lectura. También tienden a evocar recuerdos felices al percibir el aroma del papel, lo que puede desencadenar un tipo de memoria conocida como “Proustiana”, relacionada con las emociones provocadas por los olores.
Además, se ha observado que estas personas son curiosas, pacientes y grandes amantes de la literatura. Muchas de ellas, aunque dominan la tecnología, prefieren los formatos físicos por la experiencia sensorial que ofrecen. Esto revela que el gusto por oler libros no es solo un gesto romántico, sino una manifestación de un vínculo profundo con la lectura y su universo.
Más allá del hábito: una conexión emocional
El olor de los libros también tiene un efecto fisiológico. Psychology Spot señala que lo que comúnmente se identifica como “olor a libro nuevo” proviene de los materiales utilizados en su elaboración, como el papel, las tintas y los adhesivos. Estos compuestos liberan sustancias volátiles que se perciben como agradables y que pueden provocar reacciones emocionales positivas.
Desde el punto de vista evolutivo, el olfato ha sido crucial para la supervivencia del ser humano. Este sentido ayuda a identificar peligros, pero también permite generar vínculos con ciertos ambientes, objetos o personas. Así, cuando alguien huele un libro, su cerebro asocia ese aroma con experiencias placenteras o momentos significativos, creando una conexión emocional duradera.
Por eso, más allá del simbolismo o la nostalgia, este hábito también responde a una reacción neurológica. El olor estimula recuerdos, calma emociones y puede incluso aumentar la concentración antes de comenzar una lectura. En ese sentido, oler un libro nuevo es una forma de preparar la mente y el cuerpo para sumergirse en una nueva historia.
Un placer sencillo que dice mucho
En un mundo cada vez más digital, quienes disfrutan del aroma de un libro impreso suelen destacar por su capacidad de apreciar los placeres simples. Este pequeño ritual les permite disfrutar más plenamente del momento y conectarse con el contenido de forma personal. Incluso podría considerarse una forma de mindfulness, al enfocarse plenamente en el presente.
Además, este comportamiento podría ser una expresión de amor genuino por la lectura. No solo importa lo que está escrito, sino la experiencia completa que ofrece el libro: su textura, peso, diseño… y por supuesto, su olor. Este acto, aparentemente trivial, refleja una personalidad atenta, sensible y profundamente conectada con el mundo emocional.
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En resumen, oler un libro nuevo va más allá de una manía: es un gesto cargado de significado emocional, sensorial y psicológico. Y aunque no todos compartan este hábito, quienes lo practican pueden estar revelando, sin saberlo, una forma particular de disfrutar la vida y la literatura.
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