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¿Pueden las especias interferir con tus medicamentos? Esto dicen los expertos

Algunas especias comunes como la pimienta negra, el ajo, el jengibre o la cúrcuma pueden interferir con medicamentos al afectar su absorción o potenciar sus efectos.

¿Pueden las especias interferir con tus medicamentos? Esto dicen los expertos

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque muchas personas no lo saben, algunas especias comunes pueden interactuar con medicamentos recetados y alterar su eficacia. El doctor Zac Turner, médico australiano, advierte que ingredientes como la pimienta negra, el ajo o el jengibre —frecuentes en las cocinas de todo el mundo— no siempre son tan inocentes como parecen. Según explica, estos condimentos contienen compuestos activos que pueden modificar la forma en que el cuerpo absorbe o procesa ciertos fármacos.

Más que sabor: los efectos ocultos de las especias

Por ejemplo, la pimienta negra contiene piperina, una sustancia que puede inhibir enzimas encargadas de descomponer medicamentos. Esto puede provocar que los niveles del fármaco aumenten peligrosamente en el cuerpo, sobre todo si se consumen grandes cantidades. Aunque usar una pizca para sazonar la comida no representa un problema, el uso regular de suplementos de pimienta o dosis elevadas sí puede ser riesgoso.

El ajo también merece atención. Si bien es famoso por ayudar a controlar la presión arterial, en personas que ya toman medicamentos para este propósito, su efecto puede ser excesivo. El resultado: una caída brusca de la presión, mareos o desmayos. Además, el ajo actúa como anticoagulante, lo que puede aumentar los riesgos si se combina con fármacos como la warfarina o la aspirina.

Jengibre, cúrcuma y otras estrellas del bienestar

El jengibre y la cúrcuma se han popularizado en bebidas, suplementos y remedios caseros por sus propiedades antiinflamatorias. Sin embargo, estas especias también pueden diluir la sangre y alterar la absorción de ciertos medicamentos. En personas que toman inmunosupresores o anticoagulantes, los efectos pueden ser inesperadamente potentes.

Otras especias como la canela, los clavos de olor y el regaliz también presentan riesgos. La canela Cassia, la más común en tiendas, contiene cumarina, que en grandes cantidades puede dañar el hígado. Los clavos tienen eugenol, que también afecta el hígado y la coagulación sanguínea. En cuanto al regaliz, su consumo excesivo puede aumentar la presión arterial y provocar retención de líquidos.

Pese a todo esto, el doctor Zac señala que las cantidades culinarias —lo que se usa normalmente en una receta— no suelen representar un riesgo. El problema aparece con el consumo excesivo, como tomar suplementos, bebidas concentradas o ingerir estas especias crudas de forma regular.

No se trata de eliminar, sino de estar informados

Entonces, ¿hay que dejar de usar especias en la cocina? La respuesta es no. Usadas con moderación, continúan siendo aliadas del sabor y, en algunos casos, de la salud. El punto clave está en la dosis y la frecuencia, especialmente para quienes toman medicamentos de forma crónica.

Lo más recomendable es consultar con un médico o farmacéutico si se sospecha que algún condimento puede estar interfiriendo con un tratamiento. Ellos pueden orientar sobre qué evitar o reducir sin necesidad de eliminar por completo sabores esenciales de la dieta diaria.

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En resumen, el caso del lector australiano Warwick pone sobre la mesa un tema poco discutido pero muy importante. Estar atentos a la interacción entre alimentos y medicamentos puede marcar una gran diferencia en la salud diaria. Como siempre, la clave está en el equilibrio y la información.

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