El Imparcial / Lo Curioso / Sangre

Con una donación de sangre, puedes ayudar a cuatro personas

Donar sangre es un acto simple que puede salvar hasta cuatro vidas y beneficia tanto a quien la recibe como al donante.

CIUDAD DE MÉXICO.- Donar sangre es un acto que, aunque parezca simple, puede tener un impacto enorme. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, 9 de cada 10 personas necesitarán una transfusión en algún momento de sus vidas o para alguien cercano. Esta necesidad constante sostiene a miles de pacientes que enfrentan cirugías, tratamientos oncológicos, emergencias médicas o trasplantes.

Una necesidad frecuente, un gesto que salva

Lo más sorprendente es que la sangre no se puede fabricar. Solo puede obtenerse de otras personas, lo que vuelve indispensable el compromiso voluntario de la sociedad. En fechas como el Día Mundial del Donante de Sangre, se vuelve crucial recordar que esta práctica no requiere tecnología avanzada, pero sí mantiene en funcionamiento un engranaje vital del sistema de salud.

Una vez recolectada, la sangre no se utiliza tal cual. Se separa en componentes con funciones específicas: glóbulos rojos, plasma, plaquetas y crioprecipitados. Cada uno tiene tiempos de conservación distintos, lo que exige donaciones regulares para asegurar su disponibilidad. Por ejemplo, las plaquetas solo duran cinco días, lo que obliga a una reposición constante.

La sangre se transforma y no se desperdicia

Los glóbulos rojos pueden guardarse hasta 42 días y son fundamentales para transportar oxígeno. El plasma, que puede almacenarse por un año, es útil para estabilizar la presión y como insumo farmacéutico. Gracias a esta división, una sola unidad de sangre puede ayudar a salvar hasta cuatro vidas, dependiendo de las necesidades de cada paciente.

Además, parte del plasma recolectado se envía a la Planta de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, donde se transforma en medicamentos estratégicos como albúmina o gammaglobulina. Esto no solo fortalece el sistema de salud, sino también la industria nacional, al reducir la dependencia de insumos importados.

El cuerpo humano, por su parte, se encarga de reponerse rápidamente. El volumen de sangre perdido se restituye en 24 horas, mientras que las plaquetas lo hacen en 72 horas. Solo los glóbulos rojos tardan hasta dos meses en volver a los niveles normales, lo que marca el intervalo mínimo entre donaciones. Los hombres pueden donar cuatro veces por año, las mujeres tres, debido a diferencias fisiológicas.

Donar también beneficia al donante

Aunque muchas personas no lo saben, donar sangre también aporta beneficios a quien lo hace. Se ha demostrado que esta práctica ayuda a reducir los niveles de hierro, colesterol y triglicéridos, lo que puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Incluso se asocia con un menor riesgo de hipertensión e infartos.

Además del impacto físico, también existe un efecto emocional positivo. Estudios médicos indican que al donar sangre se reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés, lo cual favorece el bienestar mental. La sensación de haber ayudado a otros genera satisfacción y mejora el estado de ánimo general, según expertos de la Mayo Clinic.

Y hay más: cada unidad donada es analizada para detectar enfermedades transmisibles como VIH, hepatitis, sífilis o Chagas. Esto permite que los donantes reciban información valiosa sobre su salud y, en muchos casos, se detecten a tiempo afecciones que no presentaban síntomas. Así, donar también se convierte en una forma indirecta de acceder a un control médico gratuito.

Requisitos claros y cuidados mínimos

Para poder donar, es necesario cumplir ciertos requisitos básicos: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y medir al menos 1.50 metros. También se debe esperar cierto tiempo si se ha tenido hepatitis después de los 10 años, si se ha pasado por una cirugía reciente o si se tiene un tatuaje o piercing (en estos casos, debe haber transcurrido un año).

Las personas con hipertensión o diabetes también pueden donar, siempre y cuando tengan su condición controlada. Antes de la donación, se realiza una entrevista clínica, se revisan los signos vitales y se hace una prueba de hemoglobina. La extracción en sí dura menos de 10 minutos, se recolectan 450 mililitros, y luego se recomienda reposar brevemente y consumir líquidos y alimentos.

Este proceso, lejos de ser invasivo, representa una oportunidad para cuidar tanto al receptor como al donante. Es una intervención sencilla, segura y bien organizada, que se realiza en hospitales y centros de donación habilitados. Y, sobre todo, se trata de una acción que cualquier persona sana puede hacer sin poner en riesgo su bienestar.

Donar de forma habitual cambia el sistema

Para cubrir todas las necesidades de sangre en Argentina, solo se requiere que entre el 3 y el 5% de la población done dos veces al año. Esto eliminaría la necesidad de campañas de urgencia o pedidos desesperados ante emergencias. Una red estable de donantes voluntarios permite planificar mejor, garantizar la disponibilidad y evitar demoras en los tratamientos.

La sangre no puede almacenarse indefinidamente, por lo que la previsibilidad es esencial. Desde una mirada sanitaria, tener bancos de sangre abastecidos con regularidad permite responder de inmediato ante urgencias. No se trata solo de buena voluntad, sino de eficiencia: los tiempos de análisis, procesamiento y conservación son críticos.

También podría interesarte: 5 curiosidades sobre la donación de sangre que quizá desconocías

Por eso, donar sangre va más allá del altruismo. Es una herramienta poderosa de salud pública, que no solo beneficia a quienes la reciben, sino también a quienes la brindan. En un contexto donde todos podemos necesitarla, convertir la donación en un hábito es una forma concreta de cuidar al otro y de fortalecer el sistema de salud para todos.

Temas relacionados