¿Qué es la adermatoglifia y cómo afecta la vida de las personas?
La adermatoglifia es una condición poco común que provoca la pérdida total o parcial de las huellas digitales.
CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque parezca increíble, hay personas en el mundo que han perdido total o parcialmente sus huellas digitales, una de las formas más confiables para identificar a un ser humano. Esta condición se llama adermatoglifia y, aunque poco común, afecta a una parte significativa de la población global. Según investigadores de la Universidad de Stanford, alrededor del 1 % de las personas en el mundo podrían padecerla, aunque no existen cifras exactas.
Una condición que borra la identidad táctil
Las huellas digitales han sido utilizadas desde hace más de un siglo como método de identificación, ya que son únicas en cada individuo, incluso entre gemelos. Por eso, su ausencia representa una desventaja considerable. Actividades tan simples como desbloquear un teléfono celular, realizar trámites oficiales o acceder a servicios bancarios pueden volverse complicadas cuando los sistemas biométricos no logran detectar las huellas.
En México, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierte que esta condición puede desarrollarse por distintas causas. Entre ellas están el envejecimiento natural de la piel, lesiones por quemaduras, el contacto constante con productos químicos o traumatismos en los dedos. Aunque también existen casos en los que la adermatoglifia es congénita, es decir, heredada de familiares que también nacieron sin huellas digitales.
Desventajas en la vida diaria y en el sistema de salud
Más allá del ámbito tecnológico, la ausencia de huellas dactilares también genera dificultades en el entorno social y legal. El IMSS subraya que esta condición puede llevar a situaciones de discriminación, especialmente en contextos donde la huella es obligatoria para comprobar la identidad. Esta barrera puede dejar fuera del acceso a derechos y servicios básicos a quienes la padecen.
En el área médica, las huellas dactilares también cumplen una función importante. Son utilizadas como herramienta auxiliar para el diagnóstico de ciertos trastornos genéticos como los síndromes de Down, Turner, Klinefelter, Patau, Noonan y Edwards. Además, se han estudiado patrones dactilares en pacientes con enfermedades como Alzheimer, epilepsia, esquizofrenia, asma, diabetes e incluso cáncer de mama.
Por otro lado, en la criminalística, las huellas digitales son clave para identificar personas involucradas en delitos. Su valor es tan alto que muchos países las consideran esenciales para la seguridad nacional. La imposibilidad de registrar estas huellas supone un reto no solo para las autoridades, sino también para quienes deben probar su identidad en procedimientos judiciales o migratorios.
Nuevas tecnologías para una inclusión más amplia
Afortunadamente, existen alternativas tecnológicas que permiten la identificación de personas sin huellas. Entre ellas están el reconocimiento facial, el escaneo del iris, la identificación por voz y la biometría vascular, que analiza las venas de la palma. Todas estas opciones pueden combinarse con documentos oficiales con fotografía actualizada para validar la identidad.
Los especialistas señalan la importancia de fomentar estas soluciones para evitar que las personas con adermatoglifia queden excluidas de servicios o sean blanco de discriminación. Las tecnologías inclusivas no solo resuelven un problema práctico, sino que también garantizan el derecho de todas las personas a ser reconocidas en la sociedad.
La historia de las huellas digitales tiene raíces muy antiguas. En China, hace más de dos mil años, ya se usaban en documentos legales como una forma de firma. En América Latina, el argentino Juan Vucetich revolucionó la criminología en 1891 con el primer sistema dactilar policial, que poco después permitió resolver un caso de homicidio. Hoy, esta técnica sigue siendo fundamental, pero casos como el de la adermatoglifia demuestran que la ciencia debe seguir evolucionando para incluir a todos.