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¿Qué significa que a alguien no le guste bailar? Según la psicología

Algunas investigaciones señalan que la habilidad para coordinar el cuerpo con la música puede estar influida por la genética, lo que afecta la experiencia de quienes no disfrutan esta actividad.

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque para muchas personas el baile representa momentos felices, amorosos o divertidos, no todos comparten esa emoción. En fiestas o reuniones sociales es común ver a quienes prefieren quedarse sentados, evitando cualquier tipo de movimiento al ritmo de la música. Para ellos, la presión de participar puede ser incómoda, generando ansiedad o inseguridad.

Bailar no es para todos

Esta resistencia al baile no siempre se debe a una simple falta de gusto. Según especialistas en psicología, hay diversos factores que pueden influir, como la genética, la historia personal, el nivel de autoestima y hasta el entorno cultural. Es decir, no se trata solo de una elección, sino de una combinación de aspectos internos y sociales que determinan la comodidad frente al baile.

La incomodidad al moverse en público puede estar relacionada con el temor a ser juzgados o ridiculizados, especialmente en espacios donde no se sienten seguros. En lugar de disfrutar, muchas personas se preocupan por cómo se verán, si lo están haciendo bien o si alguien se burlará, lo que refuerza la decisión de evitar el baile.

¿Hay un componente genético?

Un estudio de la Universidad de Tennessee, publicado en la revista Nature Human Behaviour, reveló que la habilidad para coordinar los movimientos con la música tiene una base genética. Esto significa que algunas personas nacen con mayor facilidad para bailar, lo que influye en cuánto disfrutan la actividad.

Los investigadores aclararon que no se hereda el gusto por el baile como tal, sino que algunas personas simplemente tienen una mejor disposición física y neurológica para sincronizarse con el ritmo. Aquellos que no cuentan con esta habilidad podrían sentirse torpes al intentarlo, lo que puede afectar su autoestima y reforzar la idea de que no les gusta bailar.

Esto no convierte a quienes no bailan en personas aburridas o con menos habilidades sociales. De hecho, la falta de disposición para bailar puede ser resultado de experiencias pasadas negativas, como haber sido objeto de burlas, o crecer en un entorno donde el baile no era parte de la vida cotidiana.

Los beneficios que muchos se pierden

A pesar de que no todos disfrutan el baile, múltiples estudios coinciden en que esta actividad tiene efectos muy positivos para la salud física y mental. Al moverse al ritmo de la música, el cuerpo libera endorfinas, lo que ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Además, bailar puede elevar la autoestima, ya que mejora la percepción corporal y fortalece la confianza. También se ha comprobado que esta práctica estimula la memoria y la concentración, ya que aprender secuencias de pasos activa regiones del cerebro relacionadas con el enfoque y el recuerdo.

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Por último, la danza fomenta la creatividad y puede ser una herramienta útil para combatir la depresión. Estilos como la salsa, el hip hop o la danza contemporánea permiten una expresión libre que ayuda a liberar emociones y conectar con uno mismo. Aunque no todos se sientan cómodos al bailar, reconocer sus beneficios puede motivar a algunos a explorar esta forma de expresión sin presiones.

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