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Naturaleza como aliada: una terapia emergente contra el dolor lumbar crónico

El contacto con la naturaleza puede aliviar el dolor lumbar crónico y mejorar el bienestar, según un estudio de la Universidad de Plymouth.

Naturaleza como aliada: una terapia emergente contra el dolor lumbar crónico

CIUDAD DE MÉXICO.- El contacto con la naturaleza se está consolidando como una herramienta terapéutica importante para quienes viven con dolor lumbar crónico. Un estudio de la Universidad de Plymouth, publicado en 2023, destaca que los entornos naturales ofrecen beneficios relevantes para la autogestión del dolor. Sin embargo, aún persisten múltiples barreras que dificultan su uso cotidiano.

Un alivio más allá de los medicamentos

La investigación resalta que el dolor lumbar crónico es la principal causa de años vividos con discapacidad a nivel mundial. Ante la efectividad limitada de los tratamientos farmacológicos, han surgido estrategias complementarias como la “prescripción social verde”, que promueve el tiempo en espacios naturales como forma de mejorar el bienestar general.

Con ese enfoque, investigadores de la Universidad de Plymouth —entre ellos Alexander Smith y Kayleigh J. Wyles— entrevistaron a diez personas que han convivido con esta condición por más de cinco años. Las entrevistas semiestructuradas se realizaron en distintas zonas del Reino Unido, y el análisis se centró en cómo estas personas manejan el dolor y el papel que desempeña la naturaleza en ese proceso.

Beneficios emocionales y físicos

Los testimonios recopilados mostraron que los entornos verdes aportan múltiples beneficios: desde mejorar el estado de ánimo hasta facilitar el ejercicio físico. Varias personas relataron que pasear al aire libre, cuidar jardines o simplemente observar la naturaleza les ayuda a desconectarse del dolor y del estrés cotidiano.

Además, la conexión social fue otro aspecto clave. Actividades como salir a caminar con una mascota o encontrarse con vecinos ayudaron a reducir el aislamiento. “El dolor puede deprimirme, pero salir al jardín me da ese impulso para seguir conectada”, comentó Kate, una de las participantes.

Otros aspectos valorados fueron la preferencia por el ejercicio al aire libre frente al realizado en gimnasios, y la sensación de serenidad al realizar tareas como la jardinería. Estos espacios verdes se presentan, entonces, no solo como lugares de recreación, sino como aliados en el alivio del dolor y el fortalecimiento emocional.

Obstáculos que limitan el acceso

Pese a estos beneficios, muchas personas con dolor crónico enfrentan dificultades reales para disfrutar de la naturaleza. Terrenos irregulares, la falta de espacios para sentarse o la necesidad de planificar minuciosamente cada salida impiden un acceso libre y frecuente.

Los entrevistados también señalaron la escasa disponibilidad de parques adecuados cerca de casa. “Durante la pandemia, lo más cercano no era atractivo ni natural. Necesitamos acceso local a espacios verdaderamente verdes”, enfatizó Kate.

Estas limitaciones no solo complican el disfrute de la naturaleza, sino que también generan frustración. Para algunas personas, actividades antes placenteras como caminar en la playa ahora resultan inalcanzables, afectando negativamente su salud mental.

Impacto emocional y aislamiento

La imposibilidad de acceder a espacios naturales con regularidad puede aumentar sentimientos de soledad, tristeza y desánimo. Cuando salir al exterior se vuelve una tarea difícil, incluso mirar por la ventana hacia un jardín puede convertirse en una fuente importante de bienestar emocional.

Beth y Luke, también participantes del estudio, coincidieron en que pequeños espacios verdes, incluso los visibles desde casa, pueden ayudar a mantener el equilibrio emocional cuando el contacto físico con la naturaleza no es posible.

Estas experiencias resaltan que el acceso a la naturaleza no solo es una cuestión de movilidad, sino también de salud mental. Las barreras físicas terminan intensificando el impacto psicológico del dolor crónico, volviéndolo aún más difícil de sobrellevar.

Hacia soluciones más accesibles

Frente a esta realidad, la Universidad de Plymouth plantea que existe una necesidad clínica no resuelta: facilitar el acceso a la naturaleza como parte del tratamiento del dolor crónico. Entre las soluciones propuestas se encuentran la adaptación de espacios naturales con senderos accesibles y zonas de descanso, además del uso de tecnologías como la realidad virtual.

Esta última permitiría simular experiencias en entornos naturales para personas con movilidad reducida o que viven en áreas sin espacios verdes adecuados, ampliando así los beneficios terapéuticos a más personas.

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El estudio también sugiere que futuras investigaciones deben incluir las voces de los propios pacientes, con el fin de diseñar estrategias más inclusivas y realistas. En definitiva, el acceso a la naturaleza, ya sea directa o virtualmente, podría convertirse en un componente clave para mejorar la calidad de vida de quienes viven con dolor lumbar crónico.

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