El síndrome de Simón: hombres que rehúyen el compromiso emocional

CIUDAD DE MÉXICO.- El síndrome de Simón es un término acuñado por el psiquiatra español Enrique Rojas para describir un fenómeno que afecta a hombres mayores de treinta años, quienes muestran una marcada dificultad para establecer relaciones sentimentales duraderas. Según Rojas, estos hombres carecen de inteligencia emocional, son excesivamente materialistas, están obsesionados con el éxito y el trabajo, y presentan rasgos narcisistas. En resumen, parecen decididos a evitar el compromiso afectivo a toda costa.

El síndrome de Simón: hombres que rehúyen el compromiso emocional

Aunque suele compararse con el síndrome de Peter Pan, definido en los años 80 por el psicólogo Dan Kiley, ambos conceptos se diferencian en sus raíces culturales. Mientras Peter Pan refleja la negación de las responsabilidades adultas desde una perspectiva más general, el síndrome de Simón es hijo de una sociedad marcada por la tecnología, el individualismo extremo y la transformación de las dinámicas amorosas modernas.

De hecho, la sigla SIMÓN responde a cinco características clave: Soltero, Inmaduro, Materialista, Obsesionado por el éxito y el trabajo, y Narcisista. Estos hombres, explica Rojas, suelen decir cosas como “no quiero perder mi libertad”, reflejando un temor profundo al compromiso que se refuerza por el entorno digital, el consumo de pornografía y la sobreexposición en redes sociales.

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Una etiqueta sociocultural, no un diagnóstico médico

Este síndrome no está reconocido oficialmente por la comunidad médica. No figura en manuales de psiquiatría, y muchos especialistas lo consideran una construcción más sociológica que clínica. Así lo señala la psicóloga Micaela Zappino, quien advierte que el concepto refleja un modelo masculino contemporáneo que evita los vínculos emocionales profundos y prioriza la satisfacción inmediata.

Zappino destaca que no se trata de un “trastorno” ni de una “forma de ser”, sino más bien de una respuesta adaptativa a una época que exalta la libertad individual y minimiza el valor del esfuerzo emocional. Desde el enfoque del psicoanálisis, el amor se comprende como un acto complejo, que requiere trabajo emocional. Pero en tiempos donde el sacrificio se percibe como una carga, muchas personas, especialmente hombres, optan por evitarlo.

Detrás de estas actitudes puede haber historias personales marcadas por heridas emocionales tempranas, modelos familiares disfuncionales o una autoestima frágil. Lejos de ser simplemente egoístas o cómodos, muchos hombres que encajan en el perfil de “Simón” podrían estar huyendo del riesgo que representa abrirse emocionalmente a otros.

Impacto en las relaciones y posibilidad de cambio

Quienes se relacionan con un “Simón” suelen experimentar un desgaste emocional significativo. Según Zappino, muchas personas terminan atrapadas en una dinámica de espera: esperando que el otro cambie, que se comprometa o que aprenda a expresar afecto. Esto puede provocar ansiedad, angustia y sentimientos de culpa en quienes intentan sostener una relación desequilibrada.

En este tipo de vínculos es común la idealización del otro, la escasa reciprocidad y un alto grado de sufrimiento. A pesar de que las señales pueden ser evidentes desde el principio, la esperanza de que el otro eventualmente se transforme mantiene viva la relación por más tiempo del recomendable.

No obstante, el doctor Rojas afirma que es posible salir del patrón de comportamiento propio del síndrome de Simón. El primer paso, dice, es reconocer el problema, algo que no siempre ocurre. “La libertad consiste en darse a otra persona que lo merezca”, explica, subrayando que la madurez emocional se alcanza al entender que el compromiso no es pérdida, sino una forma distinta de plenitud.