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¿Por qué es vital sentirse afirmado y qué pasa cuando no sucede?

La afirmación emocional, o validación, es una necesidad humana fundamental que nos permite sentirnos valiosos por el simple hecho de existir.

¿Por qué es vital sentirse afirmado y qué pasa cuando no sucede?

CIUDAD DE MÉXICO.- Desde que nacemos, los seres humanos necesitamos algo más que alimento y cuidados físicos: requerimos también ser afirmados emocionalmente. Esta afirmación no es otra cosa que la validación que recibimos de personas importantes en nuestra vida, como padres, maestros, amigos o figuras cercanas. Sentirse valioso solo por el hecho de existir es una de las necesidades emocionales más profundas y duraderas del ser humano.

La importancia de la afirmación en la vida emocional

Recibir afirmación implica que alguien cree en nosotros, nos acepta y reconoce nuestro valor sin exigir logros extraordinarios. Cuando esto ocurre en la infancia, se siembra una base sólida de seguridad interna que ayuda a enfrentar la vida con confianza. Es un escudo invisible que protege la autoestima y refuerza la capacidad para superar desafíos.

En un contexto actual donde es común desacreditar o minimizar a los demás, esta necesidad de validación cobra aún más relevancia. Ser afirmado en la infancia puede marcar una diferencia significativa en la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás a lo largo de su vida.

Las heridas de la descalificación temprana

¿Qué sucede cuando una persona no recibe esa afirmación durante su desarrollo? Las consecuencias pueden ser profundas. Una infancia marcada por la descalificación constante puede generar un “crítico interior” que actúa como una voz permanente de juicio. Este pensamiento negativo afecta la autoestima y dificulta la posibilidad de sentirse merecedor de cosas buenas.

Las personas que no fueron afirmadas tienden a replicar ese dolor en sus relaciones. Al no haber aprendido a valorarse, muchas veces lastiman a otros como una forma inconsciente de expresar su propio sufrimiento. Para sanar, es necesario reconocer esa herida y trabajar en el fortalecimiento personal, aprendiendo a darse a sí mismos el valor que no recibieron en etapas tempranas.

También es común que quienes no fueron validados busquen aprobación a través del esfuerzo constante. Trabajan en exceso, persiguen títulos o acumulan bienes con la esperanza de que su entorno los vea como valiosos. En realidad, lo que buscan no es reconocimiento externo, sino la sensación de ser amados y aceptados.

Consecuencias emocionales y sociales de la falta de validación

Cuando no hay afirmación en la infancia, las personas pueden desarrollar dificultades para confiar en los demás. El miedo a ser dañados o rechazados las lleva a cerrar su mundo emocional y a vivir con una coraza invisible. Esta desconfianza puede afectar relaciones de pareja, amistades y la capacidad para trabajar en equipo.

Otra consecuencia frecuente es la rigidez en la forma de pensar. La persona no afirmada suele tener una mirada pesimista de la vida, sentirse menos que los demás y creer que no es capaz de lograr cosas positivas. En muchos casos, terminan dependiendo emocionalmente de otros, actuando desde un lugar de inseguridad constante.

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Frente a esto, es importante recordar que siempre estamos a tiempo de marcar una diferencia. Ya sea como padres, amigos o líderes en algún entorno, afirmar a quienes nos rodean fortalece su autoestima y los ayuda a desarrollarse de manera más saludable. Validar emocionalmente a los demás es un acto simple, pero poderoso, que puede transformar vidas.

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