El lago que la ambición extinguió volvió con fuerza 130 años después en California
Más de un siglo después de haber desaparecido, el que fuera uno de los mayores lagos de agua dulce de Estados Unidos ha vuelto a emerger.
A finales del siglo XIX, el lago Tulare cubría más de 4,000 kilómetros cuadrados en el Valle de San Joaquín, en California, y era conocido como Pa’ashi por la tribu indígena Tachi Yokut. Su tamaño era tal que un barco de vapor podía navegar desde Bakersfield hasta San Francisco, transportando mercancías agrícolas en un trayecto de casi 500 kilómetros.
Pero su historia tomó un giro drástico cuando, en nombre del progreso y la agricultura, fue drenado por completo. El agua que alimentaba este ecosistema —proveniente principalmente del deshielo de la Sierra Nevada— fue canalizada para irrigar tierras de cultivo. Así comenzó la desaparición del lago en un proceso conocido como “reclamación”, impulsado por la colonización blanca del territorio, que premiaba con propiedad privada a quienes lograran drenar los terrenos inundados.
Durante más de 130 años, el paisaje árido del Valle de San Joaquín hizo casi imposible imaginar que ahí una vez existió un inmenso lago. Pero en 2023, el Tulare resurgió repentinamente, tras un invierno y primavera inusualmente húmedos. La combinación de lluvias y deshielo fue tal que la cuenca natural volvió a llenarse de agua. Y con ella, regresaron también las aves, peces, anfibios y, de forma más simbólica, las prácticas culturales de los Tachi Yokut.
“La vuelta del lago ha sido una experiencia profundamente espiritual”, declaró la investigadora Vivian Underhill, quien estudia justicia ambiental. “Han podido celebrar ceremonias y volver a pescar y cazar como lo hacían sus ancestros”.
Sin embargo, no todo ha sido positivo. La reaparición del lago inundó miles de hectáreas de cultivo, provocando pérdidas económicas significativas para agricultores y trabajadores del campo, muchos de los cuales perdieron sus hogares. Esto ha reavivado los esfuerzos por volver a drenar el lago, aunque los expertos advierten que podría quedarse por al menos dos años más, dependiendo del clima.
Según Underhill, este fenómeno no es del todo nuevo: el lago también resurgió brevemente en los años 30, 60 y 80. Pero en el contexto actual de cambio climático, con lluvias más intensas y frecuentes, su presencia podría hacerse más habitual. “Este paisaje siempre fue uno de lagos y humedales. La agricultura intensiva es solo un breve paréntesis en su historia geológica”, afirma.
Aun así, en marzo de 2024, el lago comenzó a encogerse nuevamente. De los miles de kilómetros cuadrados que cubrió el año anterior, quedaban apenas unas 2,600 hectáreas, según autoridades del condado de Kings. Su “desaparición inminente” parece estar en marcha, salvo que una nueva ola de deshielo altere los pronósticos.
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Pero como bien concluye Underhill: “Esto no fue una inundación. Fue un lago regresando a casa”.
Dato curioso:A pesar de haber desaparecido por completo a fines del siglo XIX, el lago Tulare era tan vital que la ciudad de Fresno, hoy rodeada de campos secos, alguna vez fue una ciudad junto al lago.
Con información de Indy 100.
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